sábado, 31 de diciembre de 2011

El Jesús histórico y el asunto Ben Panthera




Hay un punto concreto sobre el tema del Jesús histórico, punto especialmente controvertido, se trata del asunto de Ben Panthera y la filiación de Jesús de Nazareth.

Me parece oportuno hacer una pequeña revisión de los datos que disponemos al respecto.

El pasaje de Celso

En primer lugar, el pasaje de Celso, tal vez el más conocido -pese a que se basa en informaciones previas- y polémico, veamos que dice Celso:

"Comenzaste por fabricar una filiación fabulosa, pretendiendo que debías tu nacimiento a una virgen. En realidad, eres originario de un lugarejo de Judea, hijo de una pobre campesina que vivía de su trabajo. Esta, culpada de adulterio con un soldado llamado Pantera, fue rechazada por su marido, carpintero de profesión. Expulsada así y errando de acá para allá, ignominiosamente, ella dio a luz en secreto..."

(Celso, "El discurso verdadero contra los cristianos" 1,7, pág. 27 de la edición de Alianza Editorial).

El Talmud

Las otra fuente escrita para este dato -u otros similares, porque resulta un tanto confusa, lo suficiente para dudar si en ocasiones mezcla diferentes personajes en uno-, es el Talmud, dónde en aparecen referencias a ese episodio en Sanedrín 67a, Sanedrín 107b, cabe citar también -aunque esa información es poco relevante para la filiación de Jesús- Sanedrín 43a -respecto a Jesús hay otras posibles indicaciones en otros lugares del Talmud, pero tal vez las mencionadas sean las más significativas en relación al tema aquí tratado-. Debe decirse que el Talmud se recoge por escrito en el siglo V EC y que la obra de Celso data del II EC, es decir, en cuanto fuente escrita en relación a ese tema Celso es anterior.

Veamos, no obstante, lo que dice la nota 12 para el Sanedrín 67a (Capítulo VII) de la edición en inglés de H. Freedman y J. Shachter del Talmud de Babilonia:

“In the uncensored editions of the Talmud there follows this important passage (supplied from D.S. on the authority of the Munich and Oxford Mss. and the older editions) 'And this they did to Ben Stada in Lydda ([H]), and they hung him on the eve of Passover. Ben Stada was Ben Padira. R. Hisda said: 'The husband was Stada, the paramour Pandira. But was nor the husband Pappos b. Judah? — His mother's name was Stada. But his mother was Miriam, a dresser of woman's hair? ([H] megaddela neshayia): — As they say in Pumbaditha, This woman has turned away ([H]) from her husband, (i.e., committed adultery).' T. Herford, in 'Christianity in the Talmud', pp. 37 seqq, 344 seqq, identifies this Ben Stada with Jesus of Nazareth. As to the meaning of the name, he connects it with [G] 'seditious', and suggests (p. 345 n. 1) that it originally denoted 'that Egyptian' (Acts XXI 38, Josephus, Ant. XX, 8, 6) who claimed to be a prophet and led his followers to the Mount of Olives, where he was routed by the Procurator Felix, and that in later times he might have been confused with Jeshua ha-Notzri. This hypothesis, however, involves the disregard of the Talmudic data, for Pappos b. Judah lived a century after Jesus (Git. 90a), though the mother's name, Miriam (Mary), would raise no difficulty, as [H] megaddela neshayia may be the result of a confusion with Mary Magdalene (v. also Box, The Virgin Birth of Jesus, pp. 201f, for other possible meanings of Ben Stada and Ben Pandira) Derenbourg (Essai note 9, pp. 465-471) rightly denies the identity of Ben Stada with Jesus, and regards him simply as a false prophet executed during the second century at Lydda”.

Esta nota recoge bien tanto el confusionismo generado en el Talmud -al punto que parecen mezclarse diferentes personajes- como el dato que apunta Celso -el adulterio de una tal Miriam y la paternidad de un tal Panthera o Pantera-, cabe decir que el autor del siglo II EC, sin embargo, no mezcla nada, se dirige directamente a un viejo conocido nuestro: Jesús de Nazareth.

Curiosas menciones en Flavio Josefo

Al margen del Talmud existe una curiosa mención a un tal Jesús en “La guerra de los judíos” de Flavio Josefo, lo cierto es que ese personaje remite a ciertas características altamente similares a las del nazareno mencionado en los evangelios canónicos, veamos el fragmento de Josefo:

“Pero más terrible aún que esto fue lo siguiente: un tal Jesús, hijo de Ananías, un campesino de clase humilde, cuatro años antes de la guerra, cuando la ciudad se hallaba en paz y prosperidad importante, vino a la fiesta, en la que todos acostumbran a levantar tiendas en honor de Dios, y de pronto se puso a gritar en el Templo: <<Voz de Oriente, voz de Occidente, voz de los cuatro vientos, voz que va contra Jerusalén y contra el Templo, voz contra los recién casados y las recién casadas, voz contra todo el pueblo>>. Iba por todas las calles vociferando estas palabras de día y de noche. Algunos ciudadanos notables se irritaron ante estos malos augurios, apresaron a Jesús y le dieron en castigo muchos golpes. Pero él, sin decir nada en su propio favor y sin hacer ninguna petición en privado a los que le atormentaban, seguía dando los mismos gritos que antes. Las autoridades judías, al pensar que la actuación de este hombre tenía un origen sobrenatural, lo que realmente así era, lo condujeron ante el gobernador romano. Allí, despellejado a latigazos hasta los huesos, no hizo ninguna súplica ni lloró, sino que a cada golpe respondía con la voz más luctuosa que podía: <<¡Ay de ti Jerusalén!>>. Cuando Albino, que era el gobernador, le preguntó quién era, de dónde venía y por qué gritaba aquellas palabras, el individuo no dio ningun tipo de respuesta, sino que no dejó de emitir su lamento sobre la ciudad, hasta que Albino juzgó que estaba loco y lo dejó libre. Antes de llegar el momento de la guerra Jesús no se acercó a ninguno de los ciudadanos ni se le vio hablar con nadie, sino que cada día, como si practicara una oración, emitía su queja: <<¡Ay de ti Jerusalén!>>. No maldecía a los que le golpeaban diariamente ni bendecía a los que le daban de comer: a todos les daba en respuesta el funesto presagio. Gritaba en especial durante las fiestas. Después de repetir esto durante siete años y cinco meses, noperdió su voz ni se cansó. Finalmente, cuando la ciudad fue sitiada, vio el cumplimiento de su augurio y cesó en sus lamentos. Pues cuando se hallaba haciendo un recorrido por la muralla, gritó con una voz penetrante: <<¡Ay de ti, de nuevo, ciudad, pueblo y Templo!>>. Y para acabar añadió: <<¡Ay también de mí!>>, en el momento en que una piedra, lanzada por una balista, le golpeó y al punto lo mató. Así entregó su alma, mientras aún emitía aquellos presagios” (Flavio Josefo, “La guerra de los judíos”, Libro VI, 300-309, págs. 284-285 de la edición de Gredos)

Ese texto de Josefo no tiene que ver con la posible filiación del personaje Jesús de Nazareth, pero sí tiene que ver con otra cosa: el confusionismo que puede generarse a partir de ciertos datos coincidentes con la supuesta biografía -facilitada por textos apologéticos- de un personaje que, históricamente, es de por sí oscuro -repito que no entro en la claridad propia que pueda tener desde su dimensión religiosa, no estoy hablando de fe ni de cuestiones propias de la fe-, tanto que en él parecen mezclarse no una figura sino...varias figuras, si he mencionado este fragmento de Josefo es porque esta última es una posibilidad que no necesariamente se debe excluir -aún menos a partir de Nicea, aún menos teniendo en cuenta ciertas “inclinaciones” en relación al “adorno” de Eusebio de Cesarea-.

El “Corpus Inscriptionum Latinorum” (CIL)

Pero volviendo al tema de “ben Panthera” nos queda por añadir algo en relación al posible nombre “Panthera” o “Pantera” y a su romanidad, para ello conviene citar otras evidencias y recurrir al “Corpus Inscriptionum Latinorum” (CIL) y alguna otra fuente, veamos que dicen:

1) CIL 16, 00076.

Imp(erator) Caes(ar) divi Traiani Parthici f(ilius) divi Nerv(ae) / nepos Traianus Hadrianus Aug(ustus) pont(ifex) / max(imus) tr(ibunicia) pot(estate) XVII co(n)s(ul) III p(ater) p(atriae) / equit(ibus) et p[edit(ibus)] qui mil(itaverunt) in alis V et in coh(ortibus) V quae / appell(antur) I U[lpia co]ntar(iorum) et I Thr(acum) Victr(ix) et I Cann(enefatium) et I Hisp(anorum) / Arvac(orum) e[t III Aug(usta) Th]r(acum) et I Ael(ia) Caes(ariensis?) |(milliaria) sag(ittaria) et I Ulp(ia) / Panno[n(iorum) |(milliaria) et I Thr(acum) c(ivium) R(omanorum) e]t II Alp(inorum) et V Call(aecorum) Luc(ensium) et / sunt [in Pannonia superiore su]b Cornelio Proculo / q[uin(is) et vicen(is) plu(ribus)ve stip(endiis) emer(itis) d]im(issis) hon(esta) miss(ione) / quo[r(um) nom(ina) subscrip(ta) sunt] ips(is) lib(eris) post(erisque) eor(um) / civit(atem) [ded(it) et conub(ium) cum] uxor(ibus) quas tunc hab(uissent) / cum e[st civit(as) iis dat(a)] aut siq(ui) caelibes ess(ent) cum iis / quas postea dux(issent) dumtax(at) s]ing(uli) singulas // [a(nte)] d(iem)] VI N(onas) Iul(ias) / [Q(uinto) Flavio Tertullo Q(uinto) I]unio Rustico co(n)s(ulibus) / [alae I Ulpiae contar(iorum) |(milliariae)] cui prae(e)st / [L(ucius) Aufidius Panther]a Sassin(a) / [ex gregale] / [Claudio Mot]ti f(ilio) Novano Helvet(io) / [et Secundo] f(ilio) eius / [descriptum et recognitum //

[IMP(erator) C]aes(ar) divi Traiani Parthici f(ilius) divi Nerv/ae nepos Traianus Hadrianus Aug(ustus) pont(ifex) / [max(imus)] tr(ibunicia) potestate XVII co(n)s(ul) II(I) p(ater) p(atriae) / equiti[b(us)] et peditib(us) qui militaver(unt) in alis V et in coh(ortibus) V / [q]uae appell(antur) I Ulpia con[t]a[r(iorum) et] I Thr(acum) Victr(ix) et I / Ca[nn(enefatium)] et I [Hisp(anorum) Arvac(orum) et III Aug(usta) Th]r(acum)] / et I Ael(ia) Caesa[r(iensis?) |(milliaria) sag(ittaria) et I Ulp(ia) P]anno[n(iorum) |(milliaria) et I] / Thr(acum) c(ivium) R(omanorum) et] II Alp(inorum) et V Call(aecorum) Luc(ensium) et sunt] / in Pannon[ia superiore sub Cornelio Proculo] / quinis et vicen[is pluribusve stipendi(i)s emeritis di]/missis honest[a missione quorum nomina sub]/scrip(ta) sunt i[psis liberis posterisq(ue) eorum ci]/vitatem dedit et co[nubium cum uxoribus quas] / tunc habuissent cu[m est civitas iis data aut] / siqui caelibes essent c[um iis q]uas postea du/xissent dumtaxat singuli singulas a(nte) d(iem) / {Q} VI N(onas) Iul(ias) / Q(uinto) Flavio Tertullo Q(uinto) Iunio Rustico co(n)s(ulibus) / alae I Ulpiae contar(iorum) |(milliariae)] cui prae(e)st / L(ucius) Aufidius Panthera Sassin(a) / ex gregale / Claudio Motti f(ilio) Novano Helvet(io) / et Secundo f(ilio) eius / descriptum et recognitum ex tabula aenea / quae fixa est Romae in muro post templum / divi Aug(usti) ad Minervam // ] Menandri / [3] Severi / [3] Daphni / [3] Festi / [3] Lauri [3] Festi / [3] Hermetis

2) L. Aufidius Panthera

Lucius Aufidius Panthera's remote family origins can be traced to an ancestor called Aufidius who had introduced panthers to the circus.
In Britain he is known from a dedication to Neptune found at Lympne. This altar provides no information about his date but a diploma names him as praefectus of an ala milliaria in Upper Pannonia on 2 July 133. This post is likely to have preceded his fleet command, so it may be assumed that he was promoted during the last few years of Hadrian's reign or the first few years of the reign of Antoninus Pius.

Sources: RIB 66 (see Chapter 2; Lympne) (72); CIL xvi.76

3) Otras referencias a Panthera:

Panthèra, du fait que ce nom figure sur des inscriptions latines comme surnom de soldats romains en garnison à Pise, dans le Hesse, dans le Kent [recensés dans le Corpus d'Inscriptions Latines, VII, 18 / XI, 1421 / XIII, 7514 (cf. Paterson , p. 79-80)] .
(Nota*: creo que el individuo de Kent era da la legio XX, pero no encuentro dónde leí el dato)

4) Más “Pantera”:

a) L(ucius) Otacilius Q(uinti) f(ilius) Panthera (CIL XI, 01421)

b) Tiberius Iulius Abdes Panthera (citado en el Journal of Roman Military Equipment Studies), otra referencia:

Rhineland tombstones

Bingen/Bingerbrück (D)

Infantry

Scenus
Bato
Annaius Daverzus
Breucus
Tib. Iulius Abdes Panthera
Hyperanor
Unknown

c) Turulli L(uci) f(ili) Maici(a) (Maecia) (scil.tribu) Pantera (Panthera) (3022-(4)

¿Algunos de esos Panthera mencionados tendría que ser el supuesto padre real -y no el putativo- del personaje Jesús de Nazareth? no, desde luego que no, toda especulación al respecto -como en la que su día hizo H. S. Chamberlain y a la que con razón Keller considera absurda- carecería de todo fundamento. Lo único que nos indica esa información es la existencia real del nombre Panthera en cuanto a nombre romano y, en concreto, llevado por soldados romanos, lo único que indica esa información es que la concreción de Celso respecto a un determinado nombre aplicado, además, a un soldado romano, sí tiene fundamento -repito, sólo en esos datos: que existía tal nombre y que lo llevaban soldados romanos-, ni más ni menos, esas informaciones no indican otra cosa, pero lo que indican puede tener su importancia -por ejemplo, en relación a las hipótesis que niegan que la palabra “Panthera” se refiera a un nombre, la arqueología ha desvelado que sí se refiere a un nombre, cuando menos confirma que el nombre dado por Celso existe y...en relación a la profesión mencionada por ese autor-.

Juliano y su “Contra los galileos”

Por otra parte, Juliano, en su “Contra los galileos” no se frena a la hora de hablar del supuesto nacimiento virginal de Jesús de Nazareth -para rebatirlo-, sin embargo, no cita para nada ni a Celso -al que debía conocer sobradamente- ni al “affaire” Panthera, veamos el texto de Juliano:

“...sin embargo, de ninguna manera ha sido dicho; pues no era virgen quién estaba casada y antes de concebir se había acostado con su esposo, concédase que se dice de ella, ¿dice Isaías de alguna forma que será parido dios por una virgen? Pero vosotros, ¿por qué no paráis de llamar a María madre de dios si en ningún lugar dice Isaías que el nacido de la virgen sea <<el hijo unigénito de dios>> y <<primogénito de toda la creación>>? Pero lo dicho por Juan, <<Todo nació por él y sin él no nació una sola cosa>>, ¿puede alguno mostrarlo en las palabras de los profetas? En cambio, lo que nosotros mostramos de eso mismo escuchadlo inmediatamente: <<Señor dios nuestro poséenos, fuera de ti no conocemos ningún otro>>. Ezequías el rey ha sido representado por ellos suplicando: <<Señor dios de Israel, que te sientas entre los querubines, tú solo eres dios>>. ¿No deja ningún lugar para el segundo dios? Pero si la palabra es, según vosotros, dios que procede de dios y nació de la substancia del padre, ¿por qué decías que la virgen es madre de dios? ¿Cómo podría parir a un dios siendo humana según vosotros? Y, además, cuando dios dice claramente: <<Yo soy y no es posible salvarse fuera de mí>>, ¿vosotros os atrevéis a llamar salvador al que procede de él?” (Juliano Augusto, “Contra los galileos”, 266D-277A, pág. 38 de la edición de Gredos)

Es posible que a Juliano le interesase más el descarte por la vía filosófica y teológica de la idea de una encarnación de la divinidad -de hecho su texto parece apuntar a eso- y que tal idea en su literalidad -dejando a un lado posibles cargas simbólicas- no es más que una “aberración” antropomórfica, que no la filiación del personaje de Jesús de Nazareth, ni, tampoco, las posibles circunstancias puramente humanas de su nacimiento, por ello Juliano no entra siquiera en ese aspecto de la cuestión -digamos que niega la mayor: la posibilidad de la encarnación de la divinidad, en consecuencia no entra ya en la menor: las circunstancias de una encarnación y si esta es real o fingida-. No obstante, y teniendo en cuenta la voluntad polemista de la obra de Juliano resulta curioso la ausencia de referencia al dato de Celso -en el punto del nacimiento de Jesús de Nazareth-. Pero, vuelvo a insistir, Juliano, sobre todo, “niega la mayor”, eso hace que su interés por “la menor” sea subsidiario y, tampoco cabe descartar, que dado el carácter ambiguo y “esquivo” del dato de Celso -cuya obra no es sólo polemista, como lo es también la de Juliano, sino que en parte al menos debiera incluirse en el género panfletario (lo que significa que no sólo es “obra de parte” sino “muy” de parte, lo que no quita que la acometida de Celso no tenga su enjundia, de hecho Celso es un platónico con solidas bases, conocimiento del cristianismo y el judaísmo y su ataque es serio y metódico), salvando las distancias lo mismo ocurre con la “Historia Secreta” de Procopio, me refiero a la consideración del género literario en el que inscribirla, no al contenido de la obra-, a diferencia de la de Juliano, que si bien puede compartir alguna característica “panfletaria” pretende descartar cosas a partir de las propias premisas cristianas, y acude a esas premisas para discutir...la base del cristianismo “desde dentro” (otra cosa es que oponga a esa teología cristiana los preceptos del judaísmo y la filosofía del helenismo, pero Juliano intenta siempre no “bombardear” al cristianismo sino...hacerlo “explotar” desde dentro- a Juliano no le interesase relacionarla con su propio texto de refutación del cristianismo.

Intentos de explicación del término “Panthera”

Volviendo más estrictamente al tema “Panthera”, algunas explicaciones -entre ellas la que recoge Keller, véase “Y la Biblia tenía razón”, págs. 367-368- ligan ese término con la palabra “Parthenos” y buscan, curiosamente, o bien en la onomatopeya o bien en la semblanza de términos -apoyada en la mala fe o intención burlesca de los textos que refieren la paternidad de “Panthera” o, cuando menos, de las posibles fuentes en las que se basaron esos textos al recoger tal noticia-, así, esas explicaciones indican que lo sucedido es que a Jesús de Nazareth se le llamaba “hijo de la virgen” -obviamente por los cristianos- y que tal expresión fue mudada por “hijo de Panthera” -obviamente por sus oponentes-. Bien, veamos si tal cosa fuese posible a partir de los términos.

Primero, resulta que el parecido entre “Panthera” y “Parthenos” se busca entre expresiones...de dos idiomas distintos, así la expresión “hijo de la virgen” en griego -transliterado- correspondería a “huios parthenou”, mientras que en hebreo -transliterado- tal expresión sería “ben betula”, es decir ¿cual es el parecido idiomático u onomatopéyico entre ambas expresiones? Pues...ninguno, luego por esa vía no puede concluirse confusión lingüística alguna que introduzca el término “Panthera”, porque...tal término -por esa vía- no aparece por ninguna parte, no hay semblanza onomatopéyica ni formal que pudiese hacer comprensible el juego de palabras -aún siendo un juego de palabras malintencionado-, eso al margen que los textos hablan de “ben Panthera” -o similar-, es decir, utilizan el término “ben” -hijo- en hebreo, si la confusión naciese de la polémica -aún contemplando que ésta no este exenta de mala fe, como atribuye Keller- entre cristianos y sus detractores, si estos últimos fuesen judíos “de a pie” -digamos que la maledicencia proviniese de “la fiel infantería”- el término utilizado hubiese sido “bar” no “ben”, porque “bar” es “hijo” en arameo y el pueblo llano en la Judea del siglo I EC -por ejemplo- hablaba arameo no hebreo, y esa era la lengua en la que hubiese polemizado, generado sus invectivas o sus alabanzas, esa y, tal vez, el griego. Así que dificilmente la confusión de términos pudiera generarse a nivel lingüístico entre el hebreo y el griego, en todo caso debiera haberse producido entre el arameo y el griego y, en todo caso, entre arameo y griego o entre hebreo y griego no hay similitud ni onomatopéyica ni lingüística que pueda dar pie a un juego de palabras que haga comprensible la introducción del término “Panthera”.

Segundo. Además de eso resulta que existe evidencia documental y arqueológica que confirma que el término “Panthera” es, en realidad, un nombre romano -aunque no muy usual-...asociado a militares romanos, que es, justamente, lo que afirma Celso, muchas más vueltas al origen de la palabra “Panthera” como nombre no cabe darle, la explicación lingüística -aunque sea asociada a la mala fe de los detractores del cristianismo en aquella época- no se sostiene -a mi humilde parecer-, eso, además de que ni Orígenes ni Epifanio en sus refutaciones a Celso no mencionan para nada esa “confusión lingüística”.

Por último, resulta que textos tan poco proclives a la polémica anticristiana como son los evangelios dan indicios...de ciertas sospechas del supuesto padre putativo de Jesús acerca de la fidelidad y el comportamiento de su esposa, así puede leerse en Mateo:

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”
(Mateo 1:18-19, NT, Biblia versión Reina-Valera, edición revisada de 1960)

Y en el evangelio de Marcos se dice:

“¿No es éste el carpintero (1), hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están aquí también con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él” (
Marcos 6:3, NT, Biblia versión Reina-Valera, edición revisada de 1960)

Paralelamente en el texto de Mateo se indica:

“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?

¿No están todas sus hermanas con nosotros?...”
(Mateo 13: 55-56, NT, Biblia versión Reina-Valera, edición revisada de 1960)

En esos fragmentos los evangelios de Marcos y Mateo indican un par de cosas. La primera -y es la que abunda en la sospecha de la filiación de Jesús- es que Marcos menciona a Jesús de Nazareth sólo como “hijo de María” cuando lo habitual era mencionar la filiación paterna...caso de ser legítima o conocida, por su parte Mateo sí que habla de un padre -se refiere a Jesús como “hijo del carpintero”, ahora bien...sigue dando por toda referencia a la filiación un sólo nombre: el de la madre.

La segunda cosa es incidental y subsidiaria respecto a nuestro tema, es la mención a los hermanos y hermanas de Jesús, como digo eso es subsidiario en lo relativo a la cuestión de la paternidad de Jesús pero...deja clara que la especulación sobre la virginidad perpetua de María es aún más especulativa que la relacionada con el nacimiento de Jesús de Nazareth. Y por si hubiese alguna duda respecto a la duración de dicha virginidad, el texto de Mateo vuelve a abundar respecto a su limitación:

“Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús”
(Mateo 1:25, NT, Biblia versión Reina-Valera, edición revisada de 1960)

Es decir, “no la conoció hasta...”, según el propio texto apologético cristiano la virginidad perpetua no es perpetua puesto que dura...”hasta”, vaya que dura lo que dura, es transitoria y no perpetua. Cerremos con esto este asunto subordinado.

Como se ve hasta los mismos evangelios muestran indicios de las sospechas a las que el embarazo de María dan pie -muestran tales indicios aunque, como es lógico, sea para proceder a refutarlos, por algo se trata de textos cristianos-.

Nada concluyente

¿Todo lo anterior puede llevar a muchas conclusiones? en puridad a pocas, lo que puede llevar es, esencialmente, a plantear más interrogantes, posiblemente condenados a quedarse en dudas -eso sí, dudas con importantes implicaciones, caso que se despejasen de determinada manera-. Pocas, muy pocas, respuestas, y pocas, muy pocas, conclusiones, excepto tal vez una: la práctica imposibilidad de alcanzar eso que algunos autores han llamado “el Jesús histórico” para referirse a cierta dimensión -digamos que “biográfica”- de la figura de Jesús de Nazareth.


Jorge Romero Gil


Notas:

(1) La palabra griega utilizada por el texto de Marcos aquí es “tektôn” -τεχνίτης- que significa “artesano”, sin embargo “tektôn” se parece foneticamente mucho a otro término griego, la palabra “teknon” -παιδί- que significa...”niño”, si en lugar de “tektôn” se pusiese “teknon” resulta que el pasaje de Marcos diría “¿no es este el niño hijo de María?” Lo cual aún aumentaría más la ambigüedad “en negativo” de la referencia, digamos que al separar un “niño” de “María” del resto de sus hermanos y hermanas. Naturalmente estaría también la otra explicación, de base religiosa y cristiana: cabría la separación dadas las características especiales -en positivo- de ese “niño hijo de María”. La comparación de los términos no resultaría inadecuada por cuanto aquí se habla de vocablos del mismo idioma, no de algo perteneciente a idiomas diferentes.


Bibliografía

Biblia, versión Reina-Valera, edición revisada de 1960

Celso, “El discurso verdadero contra los cristianos”, Alianza Editorial, Madrid, 1988

“Corpus Inscriptionum Latinorum” (CIL)

Herford, R.T.: “Christianity in Talmud und Midrash”, Londres 1903

Josefo, Flavio.: “La guerra de los judíos”, vol. 2, Editorial Gredos, Madrid, 2001

“Journal of Roman Military Equipment Studies”

Juliano Augusto, “Contra los galileos. Cartas. Leyes”, Editorial Gredos, Madrid, 2002

Keller, W.: “Y la Biblia tenía razón”, edición revisada de 1978, Ediciones Omega, Barcelona, 1985

Renán, E.: “Cristianismo y judaísmo”, Ediciones elaleph, 2000

“Talmud de Babilonia”, edición en inglés de H. Freedman y J. Shachter.

“Talmud de Babilonia”, vol. I, edición en inglés de Michael L. Rodkinson, Boston, 1903



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