lunes, 30 de enero de 2012

Alicia en el País de las Maravillas: La loca carrera y la muerte del tiempo



En la loca carrera, el simbolismo de las aves de Dodgson, las semejanzas y diferencias que presentan sus aves son morfológicas, pero no en un sentido gramatícal, sino en el de forma y lógica, las aves tienen su función lógica, extraña para nosotros pero lógica dentro de la antinomía lógica generalizada del País de las Maravilas.

Así en la carrera loca -y sus antecedentes- el loro es repetitivo, el dodo es robusto, es quién traza la pista y decide las normas, el aguilucho deja creer al dodo que dicta normas mientras se ríe de él -menospreciándolo claramente, y la urraca se muestra suspicaz ante la mención de la gata de Alicia y se comporta como esos córvidos ante el peligro: llama a todos sus congéneres a reunión para proceder a la fuga.

De ese modo, en la locura de la loca carrera y en su desarrollo -con premios incluidos- se despliega una exposición completamente extravagante pero completamente lógica.


Un absurdo lógico o la lógica en el absurdo
 
De hecho, los dos métodos para secarse siguen su razonamiento, peculiar, pero razonamiento a partir de una pauta no del azar: el primer intento es secarse a partir de lo árido -eso es lógico- el absurdo entra al introducir una aridez narrativa, pero la conexión racional/absurda esta clara; el segundo intento no es menos racional: secarse por la acción del viento ¿a base de qué? Pues a base de correr, ahí entra también lo absurdo o irracional dentro de una idea que, de partida no lo era, porque al correr, lógicamente se sudará lo cual no contribuye a secarse, por eso la conclusión es que a pesar de realizar propuestas con base lógica y racional,. la antinomía de las mismas respecto a las nuestras las convierte en absurdas e irracionales, pero...por un problema de inversión, no es cuestión de azar, ni siquiera de Caos.

Los mundos de Carroll comparten una cosa: pueden parecer -y hasta ser según nuestro punto de vista- absurdos pero... jamás son caóticos. Nada en ellos es fruto del azar.

La merienda interminable de un tiempo muerto

La merienda del Sombrerero, el Lirón y la Liebre marcera es interminable, no lo es por aquel asunto de los "no cumpleaños", lo es porque, de hecho, esa merienda se comporta como un agujero negro: no existe el tiempo: el Sombrerero lo ha matado, ha conseguido eso. Esa merienda es, a la vez, uroboros, el ciclo del eterno retorno y el fin del tiempo:

-Bueno -siguió contando su historia el Sombrerero-. Lo cierto es que apenas había terminado yo la primera estrofa, cuando la Reina se puso a gritar:

«¡Vaya forma estúpida de matar el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!»

-¡Qué barbaridad! ¡Vaya fiera! -exclamó Alicia.

-Y desde entonces -añadió el Sombrerero con una voz tristísima-, el Tiempo cree que quise matarlo y no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde.

Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría.

-¿Es ésta la razón de que haya tantos servicios de té encima de la mesa? -preguntó.

-Sí, ésta es la razón --dijo el Sombrerero con un suspiro-. Siempre es la hora del té, y no tenemos tiempo de lavar la vajilla entre té y té.

-¿Y lo que hacen es ir dando la vuelta? a la mesa, verdad? -preguntó Alicia.

-Exactamente -admitió el Sombrerero-, a medida que vamos ensuciando las tazas."

Y cuando Alicia plantea un dilema al estilo del gato de Schröndpger -al que, por cierto, se parece muchísimo el de Chesire-, la respuesta es la misma que al problena de Schröndiger,: no abrir la tapa:

"-Pero, ¿qué pasa cuando llegan de nuevo al principio de la mesa? -se atrevió a preguntar Alicia.

-¿Y si cambiáramos de conversación? -los interrumpió la Liebre de Marzo con un bostezo-. Estoy harta de todo este asunto. Propongo que esta señorita nos cuente un cuento.

-Mucho me temo que no sé ninguno -se apresuró a decir Alicia, muy alarmada ante esta proposición.

-¡Pues que lo haga el Lirón! --exclamaron el Sombrerero y la Liebre de Marzo-. ¡Despierta, Lirón!

Y empezaron a darle pellizcos uno por cada lado".

¿Absurdo? Sí, en apariencia sobre todo, pero es lógico, sigue una pauta racional dentro de lo extraño, por ello más que absurdos los mundos de Dodgson son inversos y siempre, siempre, son lógicos.

Los comportamientos de los animales y el Sombrero

los animales se asustan cuando Alicia menciona a la gata, pero los que se asustan realmente son los pájaros, porque Alicia indica que su gata -a la que echa de menos- caza pájaros. Nada más lógico, pues, que el comportamiento de los pajáros a partir de ese momento, si todos se muestran recelosos, también resulta lógico quién toma la iniciativa: la Urraca, un corvido especialmente prudente. Y ¿quién es el más autosuficiente y confiado entre los pájaros ? Pues el Dodo, un pájaro que ya en época de Dodgson ya se había extinguido, no en balde el aguilucho se ríe de él.

El Sombrerero ha matado el Tiempo, pero lo ha matado como si el Tiempo fuese una entidad física o metafísica con la cual tratar, podríamos llamarlo Cronos. Como lo mató -o Cronos, a todos efectos y respecto al Sombrerero se da por muerto- en un coro ante la Reina de Corazones -que fue causa y testigo de eso- el Sombrerero se muestra, al final, tan tremendamente asustado en el juico de la sota de corazones, porque teme ser reconocido -y lo es- por la Reina de Corazones, que solo entiende de una condena: ¡Qué le corten la cabeza!

Casi podría decirse que el Sombrerero controlaba el Tiempo, el Tiempo cree que lo quiso matar y lo abandona, así que, en puridad el Sombrerero esta en una paradoja temporal o, más bien atemporal, volvemos pues, un poco al gato de Schröndiger.


Jorge Romero Gil

Bibliografía

Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas y A través del Espejo, Ediciones Cátedra, Madrid, 1999

Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas, Edimat Libros, Madrid, 1998


lunes, 16 de enero de 2012

Apéndice sobre la posible cronología del Libro de Daniyyel/Daniel



Ya se ha indicado la hipótesis acerca de la compilación mayoritaria del Libro de Daniyyel/Daniel a partir de mediados del siglo II a EC y que habría seguido completándose durante los años siguientes.

Quede claro que la hipótesis cronológica sólo significa que la autoría del Libro de Daniyyel/Daniel no se debería a Danniyel/Daniel, sino que se ejecutaría a partir de otros materiales -especialmente en relación a la primera parte del Libro, la que trata el tema de Daniyyel/Daniel, sus compañeros y el exilio- a los que se añadiría -especialmente para la segunda parte- los elementos propios del panorama político de la época Macabea en aquellas regiones y sus antecedentes -los medos, los persas aquemenidas, la expedición de Alejandro, la creación de su Imperio, la fragmentación del mismo tras su muerte prematura y el reparto de su reino entre sus generales-.

Eso no excluye que no existiese la figura de Daniyyel/Daniel y que éste, en efecto, hubiese partido con otros nobles para el exilio babilónico y allí hubiese protagonizado diversas peripecias, precisamente alrededor de esa figura se encontrarían los materiales y fuentes que permiten elaborar la parte “personal” de la historia de Daniyyel/Daniel en Babilonia. Y esa figura es la que facilita a los autores del “Libro de Danniyel/Daniel” orquestar alrededor de la misma la segunda parte de la obra, y su contenido “profético” de gran y específico calado político -el que ya se ha explicado-.

Vamos a resaltar alguno de los apoyos de la cronología que data para época macabea la autoría fundamental del “Libro de Danniyel/Daniel”.

El canon del Tanaj

Resulta significativo que en el canon hebreo del Tanaj el Libro de Danniyel/Daniel no está incluido entre los libros proféticos sino entre los libros literarios sapienciales o hagiógrafos. Es decir, un texto atribuido “teóricamente” a uno de los que debían ser “profetas mayores” se coloca fuera...de los escritos de los profetas ¿por la propia figura de Daniyyel/Daniel? No, por las dudas -o certezas- acerca de la autoría real del libro que lleva su nombre.

Tanto es así que a la hora de elaborar el canon hebreo el Libro de Daniyyel/Daniel estuvo a punto de sufrir la suerte de los libros de los Macabeos, es decir: no ser incluido en el canon debido a la incerteza de su autoría y -a partir de ahí- sobre la “incerteza” de su “inspiración divina”, eso ya para los mismos religiosos hebreos que elaboraron el canon -y que continuaron discutiendo sobre la inclusión o exclusión de ciertos libros en el mismo hasta el siglo II EC, pese a que el canon hebreo se fijó en Yavne hacia 90 EC-. Fue la popularidad del Libro de Daniyyel/Daniel entre los ambientes nacionalistas judíos (ya desde las primeras versiones de su aparición, véase1 Mac. 2:59 y siguientes) lo que inclinó la balanza.

Además, y en cuanto al contenido formal del libro, la compilación compleja y diversa del texto se observa no sólo en la disparidad de su estructura argumental -una primera parte dónde se explica la historia de Daniyyel/Daniel en Babilonia, y una segunda parte con constantes referencias al oriente helenístico- sino en que el texto incluye modismos y giros griegos y persas, lo cual vuelve a confirmar una redacción del texto en la época en la que éstos eran protagonistas de la política en el Fértil Creciente y la meseta irania.

Flavio Josefo

Una fuente externa invocada por los autores partidarios de una autoría del propio Daniyyel/Daniel del libro que lleva su nombre es... también Flavio Josefo -justo el mismo autor que nos facilita las claves del asunto de Alejandro Janeo-.

Así se invoca un pasaje de las “Antigüedades” -Libro XI, capítulo 8, versículo 5- dónde se cuenta que el Sumo Sacerdote Jadua salió al paso de Alejandro cuando éste se acercaba a Jerusalén para mostrarle las profecías de Daniyyel/Daniel y ganarse, de esa manera, el favor del monarca macedonio (1):

“Y cuando el libro de Daniel se le mostró en donde Daniel declaró que uno de los griegos debe destruir el imperio de los persas, y que se supone que era la persona destinada. Entonces se puso alegre, y despidió a la multitud por el momento, al día siguiente los llamó, y les preguntó que favores querían de él, ante lo cual el sumo sacerdote expresó su deseo de poder disfrutar de las leyes de sus antepasados , y no pagar ningún tributo en el séptimo año. Se concedió todo lo que deseaba.” (Flavio Josefo “Las antigüedades de los judíos”, Libro XI, capítulo 8, versículo 5)

Ahora bien, Josefo es un judío del siglo I EC -luego, por ejemplo, posterior a Jesús ben Sirac, quedémonos con este dato- que profesa el judaísmo, luego, recoge la tradición y religión judía y, cómo es lógico, es fiel a ellas, así que no es nada extraño que recurra a las mismas en su polémica -entre otros contra Apión, al que dedica expresamente una pequeña obra- para reivindicar los orígenes y la “santidad” de los judíos -utilizando también el recurso al Libro de Daniyyel/Daniel y a la tradición que recoge el episodio de Jadua-. En sus “Antigüedades” se sirve de numerosas fuentes, al tiempo que da datos...da fe de sus creencias.

Quede claro que Josefo no cita para nada cosa alguna respecto a que el Libro de Daniyyel/Daniel profetizase a Jesús. Y que lo que se pone en boca de Josefo más adelante en “Las antigüedades de los judíos” -Libro XVIII-, capítulo 3- y que supuestamente se refiere a Jesús -el llamado Testimonium Flavianum- es una interpolación sobradamente conocida y reconocida como...falsa.

Sin embargo...J osefo, como se ha dicho, vivió en el siglo I EC, es evidente que el Libro de Daniyyel/Daniel ya estaba escrito en su compilación final en esa época -sin entrar ahora en la cuestión de si los capítulos 13 y 14 son apócrifos o no, vaya, si deben o no formar parte del Libro de Daniyyel/Daniel-, pero... no lo estaba en la época de ben Sirac -justo ligeramente anterior al conflicto de los Macabeos-. Y eso nos lleva a Jesús ben Sirac (Jesús hijo de Sirac) y...al Eclesiástico -obra que se le atribuye-.
 
El Eclesiástico
 
El Eclesiástico no forma parte del canon tanájico pero sí lo hace de algunos canones biblícos -como los libros de los Macabeos, al igual que éstos es recogido por el canon católico-. Su datación es de cerca del 180 a EC, y su autoría se le concede a Jesús ben Sirac quién lo escribiría en Palestina, la época de la aparición del texto es justo la anterior a la del conflicto macabeo. Posteriormente, hacia el 130 a EC, fue traducido al griego por un nieto de Jesús ben Sirac.

Bien, en el Eclesiástico, en un momento dado, se realiza un himno de alabanza a los padres, dónde se cita a los profetas y sus obras por orden de importancia (véase Eclo capítulos 44 a 49), entre ellos no hay ninguna referencia al Libro de Daniyyel/Daniel.

Es decir, a inicios del siglo II a EC Jesús ben Sirac resulta que no conoce tan relevante obra, ni siquiera menciona a Daniyyel/Daniel ¿debido a qué? Pues a que...la redacción del Libro de Daniyyel/Daniel es posterior a Jesús ben Sirac y su Eclesiástico.

Sin embargo, la contemporaneidad del Libro de Daniyyel/Daniel con los macabeos viene a ser confirmada por.. los propios libros de los macabeos (véase al respecto 1 Mac 2:59 y siguientes).

Luego, por la propia cronología interna que se desprende de los textos, cabe concluir también por esa vía que el Libro de Daniyyel/Daniel -al menos, tal y como lo tenemos nosotros y como lo debía tener Josefo- no existía en época de la composición del Eclesiástico -hacia 180 a EC-, siendo posterior a esta fecha, y sí existía cuando se redactan los libros de los macabeos -ya hay referencias en 1 Macabeos-. Eso vuelve a mostrar que tal libro -repetimos: al menos en cuanto a la redacción que nos ha llegado- no se confeccionó en el siglo VI a EC, sino a partir de mediados del siglo II a EC, es decir, en medio del conflicto entre los judíos tradicionalistas y el reino seleucida.

Notas

(1) Además de Josefo alguien podría mencionar tal vez la obra de Quinto Curcio Rufo “Historia de Alejandro Magno” y su libro II, bien, tal libro no existe... fuera de la imaginación de quién ha deseado reconstruirlo -por los motivos que sean, como se hace en la antigua edición en español del siglo XVIII, de Mateo Ibañez de Segovia, quién en su mismo prólogo habla de “aliños” añadidos para perfeccionarla-. La obra de Rufo contenía diez libros de los cuales dos se han perdido -precisamente los dos primeros- y quedan los ocho restantes aunque incompletos. En concreto véase las ediciones de Rufo de Editorial Gredos -tapa dura- o Sarpe -rústica-. Algún episodio equivalente a lo citado por Josefo en el capítulo 8 del libro XI de las “Antigüedades” no sale por ninguna parte en la obra de Quinto Curcio Rufo. Por lo demás Flavio Arriano en su “Anábasis de Alejandro Magno” no hace mención del asunto de Alejandro Magno y su supuesta entrevista con la delegación judía. Respecto a la Novela y “novelización” de la vida y acciones de Alejandro véase el estudio crítico de Francisco Marcos Marín en la introducción a su edición del “Libro de Alexandre”.


Jorge Romero Gil

 
Bibliografía

I y II Macabeos, Biblia de Jerusalén, edición de 1975

Alberto Vaccari, S.J, “La settanta settimane di Daniele” (en colaboración con G. Rinaldi), 292-298.

Arriano, Flavio, “Anábasis de Alejandro Magno”, Editorial Gredos, Madrid, 2001

Delcor, M. y Koening, J, “Le Livre de Daniel”, en “Revue de l'histoire des religions”, tomo 183 n°2, 1973. pp. 196-198.

Delcor, M.,“Le livre de Daniel” (tesis doctoral), Ed. J.Gabalba et cie, París, 1971

Eclesiástico, Biblia de Jerusalén, edición de 1975

Josefo, Flavio: “Las antigüedades de los judíos”, Editorial Akal, Madrid, 1997

Libro de Daniel, Biblia de Jerusalén, edición de 1975

Rufo, Quinto Curcio, “Historia de Alejandro Magno”, Editorial Sarpe, 1985

Rufo, Quinto Curcio, “De la vida y acciones de Alexandro el Grande”, versión de Mateo Ibañez de Segovia, edición de 1794 (facsímil del original en la Universidad de Sevilla)



domingo, 15 de enero de 2012

Comentarios sobre el Libro de Daniyyel/Daniel capítulos 8 y 9



Cuando uno se aproxima a un texto lo primero es respetar el contexto del mismo, para empezar el interno del propio texto -su contenido, lo que el texto desea expresar- y para continuar el externo -el de la época del mismo y sus circunstancias-.

En el caso del Libro de Daniyyel/Daniel se citan en numerosas ocasiones unos versículos de un capítulo que pretende ser profético, en concreto Daniyyel/Daniel 9:24-27, empezaré por mostrar esos versículos según una traducción cristiana al castellano, se trata de la Biblia de Jerusalén, dicen lo que sigue:

24 Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos.

25 «Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.

26 Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.

27 El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador.»


Esos son los versículos de esa profecía que, a veces, se presentan como demostraciones sobre su cumplimiento.

Pero ya se ha indicado que el contexto de un texto es importante para acercarse al mismo, y que en primer lugar debe atenderse al contexto interno del texto, en este caso se trata de un pasaje profético del Libro de Daniyyel/Daniel que... se incluye dentro de un capítulo profético, así que me parece oportuno citar la totalidad de los capítulos 8 y 9 de Daniyyel/Daniel para así, después, poder proceder a contemplar el conjunto de ese texto y lo que dice, y no quedarnos tan sólo con un fragmento aislado y... descontextualizado -lo cual suele convertir a los textos en pretextos, como hace muchos años me comentó una persona-. Esto se dice en los capítulos 8 y 9 de Danniyel/Daniel:

Daniyyel/Daniel 8

1 El año tercero del reinado del rey Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión después de la tenida anteriormente.

2 Miré durante la visión y me veía en Susa, la plaza fuerte que está en la provincia de Elam; en la visión miré, y me encontraba en la puerta del Ulay.

3 Levanté los ojos para ver, y vi un carnero que estaba delante de la puerta. Tenía dos cuernos; los dos cuernos eran altos, pero uno más que otro y el más alto había despuntado el último.

4 Vi que el carnero acometía contra el oeste, el norte y el sur. Ninguna bestia podía resistirle, nada podía escapar a su poder. Hacía lo que le parecía y así se hizo grande.

5 Estaba yo cavilando, y he aquí que un macho cabrío vino de occidente, recorriendo la tierra entera sin tocar el suelo; este macho cabrío tenía un cuerno «magnífico» entre los ojos.

6 Vino donde el carnero de dos cuernos que yo había visto en pie delante de la puerta y corrió hacia él con todo el ardor de su fuerza.

7 Vi cómo alcanzaba al carnero, enfurecido contra él; embistió al carnero, y le rompió los dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerzas para resistirle; lo echó por tierra y lo pisoteó; no había nadie que librara al carnero de su mano.

8 El macho cabrío se hizo muy grande, pero cuando estaba en la plenitud de su poder, el gran cuerno se rompió y en su lugar despuntaron cuatro «magníficos» en la dirección de los cuatro vientos del cielo.

9 De uno de ellos salió un cuerno, pequeño, que creció mucho en dirección del sur, del oriente y de la Tierra del Esplendor.

10 Creció hasta el ejército del cielo, precipitó en tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó con sus pies.

11 Llegó incluso hasta el Jefe del ejército, abolió el sacrificio perpetuo y sacudió el cimiento de su santuario

12 y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito.

13 Oí entonces a un santo que hablaba, y a otro santo que decía al que hablaba: «¿Hasta cuándo la visión: el sacrificio perpetuo, la iniquidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?»

14 Le respondió: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: después será reivindicado el santuario.»

15 Mientras yo, Daniel, contemplaba esta visión y trataba de comprenderla, vi de pronto delante de mí como una apariencia de hombre,

16 y oí una voz de hombre, sobre el Ulay, que gritaba: «Gabriel, explícale a éste la visión.»

17 El se acercó al lugar donde yo estaba y, cuando llegó, me aterroricé y caí de bruces. Me dijo: «Hijo de hombre, entiende: la visión se refiere al tiempo del Fin.»

18 Mientras él me hablaba, yo me desvanecí, rostro en tierra. El me tocó y me hizo incorporarme donde estaba.

19 Luego dijo: «Mira, voy a manifestarte lo que ocurrirá al fin de la Ira, porque el Fin está fijado.

20 El carnero que has visto, sus dos cuernos, son los reyes de los medos y los persas.
21 El macho cabrío velludo es el rey de Yaván; el cuerno grande entre sus ojos, es el primer rey.

22 El cuerno roto y los cuatro cuernos que despuntaron en su lugar, son cuatro reinos salidos de su nación, pero que no tendrán su fuerza.

23 «Y al término de su reino, cuando lleguen al colmo los pecados, surgirá un rey, insolente y hábil en engaños.

24 Se hará poderosa su fuerza - mas no por su fuerza misma – tramará cosas inauditas, prosperará en sus empresas, destruirá a poderosos y al pueblo de los santos.

25 Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra el Príncipe de los Príncipes, pero - sin que mano alguna intervenga – será quebrantado.

26 Es verdad la visión de las tardes y mañanas que se ha dicho, mas tú guarda en secreto la visión, pues habrá aún para muchos días.»

27 Yo, Daniel, desfallecí y estuve enfermo unos cuantos días. Luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía perplejo por la visión, que no se podía comprender.


Daniyyel/Daniel 9

1 El año primero de Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, que subió al trono del reino de Caldea,

2 el año primero de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras sobre el número de años que, según la palabra de Yahveh dirigida al profeta Jeremías, debían pasar sobre las ruinas de Jerusalén, a saber setenta años.

3 Volví mi rostro hacia el Señor Dios para implorarle con oraciones y súplicas, en ayuno, sayal y ceniza.

4 Derramé mi oración a Yahveh mi Dios, y le hice esta confesión: «¡Ah, señor, Dios grande y temible, que guardas la Alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos.

5 Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, no hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas.

6 No hemos escuchado a tus siervos los profetas que en tu nombre hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, a todo el pueblo de la tierra.

7 A ti, Señor, la justicia, a nosotros la vergüenza en el rostro, como sucede en este día, a nosotros, a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a Israel entero, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.

8 Yahveh, a nosotros la vergüenza, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.

9 Al Señor Dios nuestro, la piedad y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él,

10 y no hemos escuchado la voz de Yahveh nuestro Dios para seguir sus leyes, que él nos había dado por sus siervos los profetas.

11 Todo Israel ha transgredido tu ley, ha desertado sin querer escuchar tu voz, y sobre nosotros han caído la maldición y la imprecación escritas en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra él.

12 Él ha cumplido las palabras que había pronunciado contra nosotros y contra los príncipes que nos gobernaban: que haría venir sobre nosotros una calamidad tan grande como no habría jamás bajo el cielo otra mayor que la que alcanzara a Jerusalén.

13 Según está escrito en la ley de Moisés, toda esta calamidad nos ha sobrevenido, pero nosotros no hemos aplacado el rostro de Yahveh nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y aprendiendo a conocer tu verdad.

14 Yahveh ha estado atento a esta calamidad, la ha descargado sobre nosotros. Porque es justo Yahveh nuestro Dios en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos escuchado su voz.

15 Y ahora, Señor Dios nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te granjeaste con ello un nombre que dura hasta el presente, nosotros hemos pecado, hemos sido malos.

16 Señor, por todas tus justicias, retira tu cólera y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, monte santo tuyo; pues, a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el escarnio de todos los que nos circundan.

17 Y ahora, oh Dios nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas. Ilumine tu rostro tu santuario desolado, ¡por ti mismo, Señor!

18 Inclina, Dios mío, tu oído y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. No, no nos apoyamos en nuestras obras justas para derramar ante ti nuestras súplicas, sino en tus grandes misericordias.

19 ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No tardes más, por ti mismo, Dios mío, pues tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.»

20 Todavía estaba yo hablando, haciendo mi oración, confesando mis pecados y los pecados de mi pueblo Israel, y derramando mi súplica ante Yahveh mi Dios, por el santo monte de mi Dios;

21 aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el personaje que yo había visto en visión al principio, vino volando donde mí a la hora de la oblación de la tarde.

22 Vino y me habló. Dijo: «Daniel, he salido ahora para ilustrar tu inteligencia.

23 Desde el comienzo de tu súplica, una palabra se emitió y yo he venido a revelártela, porque tú eres el hombre de las predilecciones. Comprende la palabra, entiende la visión:

24 Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos.

25 «Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.

26 Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.

27 El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador.»


Bien, eso dice el texto en su contexto, debemos relacionar los versículos mencionados con la totalidad del capítulo 9, a su vez, para entender el capítulo 9 es preciso relacionarlo con el 8, porque...el capítulo 8 nos da ya claros indicios del contexto histórico -el externo- del texto, nos muestra dónde y cuando debe situarse la autoría del texto. De la misma manera -y en un sentido ahora interno- el capítulo 8 nos arroja luz sobre lo que teóricamente se “profetiza” en el capítulo 9. 

Contexto histórico y datación

Ya adelanto que la totalidad de la profecía es... profecía “ad hoc” elaborada a “balón pasado”, es decir.. la fecha de autoría del Libro de Daniyyel/Daniel no es del siglo VI a. EC como a veces se indica sobre esa “profecía”, sino... hacia mediados del siglo II a. EC, vaya... durante el período de los Macabeos y las guerras que éstos sostuvieron con los seleucidas. 

Ese contexto externo... explica la totalidad de esa supuesta “profecía” que no es, sino, otra cosa que una “retroprofecía” para legitimar o reforzar ciertos aspectos del “presente” del autor del texto -que, a despecho del título del Libro, no es el Daniyyel/Daniel llevado en cautiverio a la corte babilónica por Nabucodonosor tras su primera campaña contra el reino de Juda-, evidentemente un partidario de los Macabeos y del judaísmo tradicional frente al helenismo, dado que las guerras de los Macabeos fueron al mismo tiempo guerras civiles -entre judíos “helenizantes” y “tradicionalistas”- y guerra exterior -contra el declinante poder del reino selucida-.

El Libro de Daniyyel/Daniel fue escrito, como se ha dicho, durante la guerra de los Macabeos, pero es un libro de formación compleja -no una pieza escrita “de una tirada”- como, por otro lado, sucede con muchos libros del Tanaj -Ieshaiau /Isaías, por ejemplo-, lo que significa que posiblemente su autoría no es única -exactamente lo mismo que sucede con Ieshaiau /Isaías- sino atribuible a diversos autores -lo más probable- o a uno que utiliza diversas fuentas. En cualquier caso se trato de una obra realizada a partir de diversas fuentes, con aumento del texto, con retoques e interpolaciones -cosa observable en que no todos los elementos de la obra son propios de la época de los macabeos, aunque sí lo son la mayoría-.

Su composición comenzaría a realizarse durante la guerra de Judas Macabeo contra el rey seleucida Antioco IV (165 a. EC), pero se alarga durante el tiempo, así pueden encontrarse referencias a Alejandro Janeo, el gobernante de la estirpe de reyes-sacerdotes de los Macabeos que lleva al reino Asmoneo a su máxima extensión.

Ese es el contexto histórico externo del texto, en el cual se escribió el Libro de Daniyyel/Daniel y el cual explica la finalidad del mismo libro -claramente projudaísmo tradicionalista, vaya, promacabeo, aunque alguno de esos gobernantes puede no haberse librado de críticas por parte del autor o alguno de los autores del Libro de Daniyyel/Daniel, en concreto el recientemente mencionado Alejandro Janeo que no parece salir muy bien librado a ojos de quién redactó ese texto-.

Aspectos formales del texto
 
En cuanto a aspectos formales de la obra los veremos brevemente antes de pasar a examinar el texto citado, así, cabe decir al respecto, que se trata de un texto básicamente escrito en hebreo, aunque algunos fragmentos lo están en arameo -sección 2, 4b-7, 27-. Igualmente partes del Libro son aceptadas por algunos canones mientras que otros los consideran apócrifos, en concreto: Oración de Azarías, Historia de Susana, Bel y el Dragón y el Canto de los tres jóvenes. 

La estructura interna del Libro puede dividirse en lo que sigue: los capítulos 1 al 6 ambientados en el exilio babilónico y que contienen relatos narrativos de Daniyyel/Daniel y tres compañeros en el mismo, los capítulos 7 al 12 que presentan relatos apocalípticos descritas por el autor o autores como “revelaciones” recibidas en “primera persona” por Daniyyel/Daniel, los capítulos 13 y 14 -Historia de Susana, Bel y el Dragón- que son considerados apócrifos en algunas versiones -no en la aquí citada de la Biblia de Jerusalén-.

En definitiva, nos hallamos ante una obra compleja, elaborada a partir de diversas fuentes por uno o varios autores -posiblemente lo segundo, especialmente si se acepta que comienza a escribirse durante la guerra de Judas Macabeo y atendiendo a que su elaboración se extiende, como mínimo, hasta Alejandro Janeo-, escrita en origen en dos idiomas -hebreo el inmensamente mayoritario y arameo para algunos fragmentos- y cuya traducción al griego más antigua se perdió utilizándose para ese idioma la versión de Teodición.

Capítulos 8 y 9 de Daniyyel/Daniel
 
Ahora pasemos a los capítulos 8 y 9 de Daniyyel/Daniel y después a los versículos “proféticos” del capítulo 9, los que van del 24 al 27.

El capítulo 8 en su totalidad es una “retroprofecía”. Mediante su simbolismo el autor o autores del Libro de Daniyyel/Daniel nos muestra los antecedentes y el resultante del contexto histórico en el que se desenvuelve a continuación el capítulo 9.

Así, mediante las imágenes misteriosas de los carneros y machos cabrios -de dos cuernos y un sólo cuerno-, se expone el tránsito del dominio iranio -medo-persa- al hélenico -el macho cabrio de un sólo cuerno- en los territorios del Fértil Creciente y más allá de ellos. Igualmente se reproduce el fin “prematuro” de Alejandro Magno, la fragmentación de su gran Imperio y que los reinos resultantes de la misma quedan en manos de estirpes que no eran las del macedonio -en concreto las de sus generales-, en definitva, ahí el capítulo 8 se remite a la época de los diádocos.

El sector de los reinos que se asientan tras los diádocos y que les “tocó” en “suerte” a los judíos es el del reino seleucida -en el período en el que se va construyendo el Libro de Daniyyel/Daniel cada vez más centrado en Siria y... reducido progresivamente a la misma-, excepción hecha del breve dominio que sobre Judea -y a expensas de los seleucidas- ejerce el Egipto lágida. 

En cualquier caso el capítulo 8 de Daniyyel/Daniel se “cierra” -narrativamente- con la aparición del reino Seleucida -lo que viene a relatarse en Dn 8:9- y el desarrollo de su conflicto religioso con los judíos tradicionalistas -eso viene a describirse simbólica pero claramente en Dn 8: 10-13- y con el reinado de Antioco IV que es bajo quién se inicia el conflicto de los Macabeos -Dn 8: 23-25-. Ese es el panorama que nos presenta el capítulo 8 de Daniyyel/Daniel y que prepara el camino a las “revelaciones” del capítulo 9 y a su contenido propagándistico tradicionalista -frente a los judíos helenizantes y helenizados, recordemos que el conflicto de los Macabeos también lo es civil, véase, por ejemplo, la clásica obra de Renán “Historia del pueblo de Israel”- que se resume en la primera parte del capítulo 9 de Daniyyel/Daniel -entre los versículos 2-23, especialmente del 2 al 20, del 21 al 23 es más bien una fase de transición hacia la “revelación” del capítulo 9- como veremos a continuación.

Téngase en cuenta que la inmensa mayor parte del capítulo 9 es, como se ha dicho, un discurso propagandístico promacabeo, y que los paralelos que éste va realizando entre los versículos 2 al 20 lo son entre los judíos que “han abandonado” a su deidad -los helenistas proseleucidas- y los que se han mantenido fieles a ella en medio de las catástrofes y tribulaciones, por eso ahí Daniyyel/Daniel reclama “por los justos” aunque asume como de “todo el pueblo” los pecados de los contrarios contra la divinidad. 

También se recurre aquí a un argumento literario -una comparativa- típico del judaísmo postbabilonio: la traumática experiencia de aquel exilio -traumática en sentido nacional y psicológico, en puridad el exilio en Babilonia fue bastante dorado y el trato dado por los babilonios a los judíos de integración a su sociedad-, de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor y del fin del Templo.

La influencia de esas figuras y de ese argumento se extenderá en la historia posterior del judaísmo al menos hasta que otro suceso la sacuda y traumatice aún más: la toma de Jerusalén por Tito y el fin de la primera guerra judía. Hasta entonces la evocación de la ruina de Jerusalén a manos de Nabucodonosor, el exilio, la profanación del Templo y la interrupción de los sacrificios serán constantes en la memoria judía, y se recurrirá a ellos tanto como argumento religioso como figura literaria, y aún después de los desastres de la primera y segunda guerras judías el paralelismo entre las destrucciones de Jerusalén a manos babilónicas y romanas seguirá siendo una presencia casi inevitable.

Pero volvamos al capítulo 9 de Daniel, en concreto entraremos ya en los versículos “proféticos” y “mesiánicos” citados, dejaremos clara de entrada una cosa: en efecto se trata de una profecía “mesiánica” porque hay referencia a un “mashiaj” es decir: a un ungido.

De salida dejemos claro que se trataba de una profecía cuyo cumplimiento era facilmente presumible por parte del “profeta” o “profetas” que la realizaron -los autores del Libro de Daniyyel/Daniel- pues... ya se había cumplido o se estaba cumpliendo en el momento que la realizaban, es decir, es otro caso de “retroprofecia” o, en todo caso, de “profecía de autocumplimiento”, porque la finalidad de esos capítulos -y gran parte del Libro de Daniyyel/Daniel- no es profética sino propagandística, en concreto: propaganda política promacabea y projudaísmo tradicional.

Volvamos a exponer que se dice en Daniel 9: 24-27, vuelvo a usar para la versión castellana la dada en la Biblia de Jerusalén, bien esos versículos dicen lo siguiente:

24 Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos.

25 «Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.

26 Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.

27 El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador.»

Vayamos versículo a versículo de entrada a partir de ese texto.

En el versículo 24 se da un plazo a contar para la restauración de Jerusalén, bien, ese plazo vuelve por una parte al paralelismo entre la situación presente en el tiempo de los Macabeos y la “catástrofe” sufrida en tiempos de Nabucodonosor: “expiar la culpa”, “poner fin a la rebeldía”, “sellar los pecados”, “instaurar justicia eterna”, “sellar visión y profecía”, para ungir el santo de los santos”. Todo eso evoca a la vez la desgracia sufrida a manos de los babilonios -desgracia que el autor o autores del Libro de Daniyyel/Daniel atribuyen a la “rebeldía” y “pecados” de los habitantes del reino de Judá- y.. .la sufrida a manos de los seleucidas -desgracia que el autor o autores del Libro de Daniyyel/Daniel atribuyen a la “rebeldía” y “pecados” de los... judíos helenistas proseleucidas, por cierto tras tomar Jerusalén y el recinto del Templo los Macabeos... no dejaron uno con vida-. Por otra da un plazo que era fácil contar: cuando se realiza la “profecía” eso ya se había cumplido, el visionario, repito, tenía fácil el hacer la cuenta.
 
¿Y respecto a eso de “sellar la visión y la profecía” y “ungir el santo de los santos”? Bien, es una alusión a la restauración del Templo, nuevamente doble y nuevamente... con los “números contados” respecto a una de ellas. Se vuelve aquí a repetir el paralelismo entre la “situación babilónica” y la “seleucida”. 

Vayamos paso a paso, tras conseguir de Ciro -primer rey del Imperio Aqueménida- la autorización para la reconstrucción de Jerusalén y el Templo, los judíos que volvieron del exilio babilónico reconstruyeron ambas cosas, eso significaba a la vez“sellar la visión de la profecía” -el cumplimiento de la promesa de la restauración de Jerusalén- y “ungir el de los santos” que era...el Templo, que incluía el sancta santorum -”el santo de los santos”, el máximo lugar sagrado dentro de ese recinto-, y que precisaba ser “ungido” -con aceite, con oleo- para volver a consagrarse. Todo eso ya se había cumplido... cuando se escribe la profecía, puesto que el Libro de Daniyyel/Daniel data de mediados del siglo II a.. EC y no del siglo VI a. EC, así que sacar la cuenta de eso... era bastante sencillo -como lo sería para nosotros contabilizar el tiempo transcurrido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta las elecciones generales españolas de junio de 1977-.

Pero nuevamente entre esa referencia a la vuelta del exilio babilónico, la restauración bajo los aqueménidas y la situación bajo los seleucidas y la actuación de los Macabeos vuelve a usarse el paralelismo. Así si los judíos que volvieron del exilio sellaron “la visión y la profecía” -la promesa del D_os de Israel de restaurar Jerusalén- los que toman Jerusalén a los proseleucidas... también hacen eso -cuando menos para el autor o autores promacabeos del Libro de Daniyyel/Daniel-, ya que restauran Jerusalén, la quitan de manos de los idólatras -griegos y judíos progriegos- y vuelven a “ungir” al “santo de los santos”, es decir, vuelven a consagrar el Templo una vez liberado de los enemigos del judaísmo tradicionalista.

Lo de “ungir” el Templo es literal, de hecho una de las festividades religiosas judías que aún se celebran en la actualidad evocan ese suceso: la consagración “milagrosa” del Templo. Milagrosa porque se supone que tras la “liberación” de Jerusalén los Macabeos sólo encuentran en la ciudad aceite suficiente para llenar una sola lampara del Templo para un día, sin embargo, de manera milagrosa... acaba habiendo aceite para ocho días enteros. Esa situación da lugar a dos cosas la “fiesta de las luces” -la “Hanuká” que dura, precisamente, ocho días- y el candelabro de la misma -la lámpara “hanukiyá” de ocho brazos y ocho mechas, que se van encendiendo una a una conforme van pasando los días de la fiesta-. La Hanuká se celebra a partir del 25 Kislev, lo que dadas las diferencias entre el calendario judío y el gregoriano sitúa esas festividades entre fines de Noviembre y fines de Diciembre.
 
El cálculo de tiempo a partir de las "semanas"
 
Las setenta semanas, bueno, demos por bueno que el cálculo es para años -asociando la semana con el siete, los múltiplos de siete y el computo judío para “semanas de años”-, así tendríamos que setenta veces siete es 490 años -7 x 70 = 490-, eso sería así si...tuviésemos un sólo y único plazo de setenta semanas, pero resulta que no es así, que lo que hay es un computo separado: un plazo corto de siete “semanas” -cuarenta y nueve años- , otro largo de 62 -cuatrocientos treinta y cuatro años-, como va a quedar claro en...los dos siguientes versículos. 

Quedando sólo una última y más oscura -porque ahí la “profecía” ya no se mueve tanto en la “retroprofecía” y más en la “autoprofecía”- “semana” de siete años para cerrar el computo inicial de setenta -dividida en dos plazos de 3,5 años, como se indica en el versículo 27-.

Para todo esto también puede sernos útil Flavio Josefo y sus “Antigüedades de los judíos” -en concreto el Libro XIII, capítulos 12 al 15-, porque eso...también ubica la totalidad de la profecía de esos pasajes del “Libro de Daniyyel/Daniel” en pleno período Macabeo.. .incluyendo el último período de siete años que completa el ciclo de setenta. Lo que, a su vez, confirma que la supuesta profecía es una “retroprofecía” -basada en la obviedad de conocer lo ya pasado- y una “autoprofecía” -que relata acontecimientos del “presente” referido al momento de la elaboración del texto-.

Pero, volviendo al primer período del computo, resulta que en Daniyyel/Daniel 9:25 se dice “ Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos”. Tenemos un primer plazo, pues, de siete semanas -esto es cuarenta y nueve años, según el computo explicado- “desde el instante que salió la orden de volver a construir Jerusalén” -es decir, la ciudad entera- y ¿cuando salió esa orden? Pues bajo Ciro de Persia, que es quién autoriza en primer lugar -Artajerjes se limita a confirmarla posteriormente-, resulta que eso nos situaría en un plazo de 49 años que serían los que median entre la destrucción del templo hacia el 586 a. EC y el momento en el que Ciro ya en su trono da la primera autorización para reconstruir Jerusalén -recordemos: “desde el instante en que salió la orden”, en ese momento comienza el computo-, esto es...el 537 a. EC, ergo: ahí tenemos la primera “retroprofecía” dentro del capítulo 9 de Daniel. Era fácil para el autor o autores del Libro de Daniyyel/Daniel realizarla, teniendo en cuenta que ya conocían ambas fechas...

“Pero en la angustía de los tiempos”, otra vez volvemos al discurso paralelo “catastrofista”, tampoco demasiados problemas para el autor o autores de Daniyyel/Daniel, en primer lugar porque aludiendo a la “retroprofecia” la reconstrucción de Jerusalén no se llevó a cabo sin problemas -véase Esdras y Nehemias, por citar meramente fuentes tanajicas o veterotestamentarias-, en segundo lugar porque pasando al “tiempo presente” de la redacción del texto el paralelismo es evidente: eran tiempos angustiosos -guerras exteriores, un monarca helenizante y los elementos tradicionalistas de sus súbditos enfrentados al mismo-. Dicho en otras palabras: nos encontramos nuevamente ante la propaganda política tradicionalista promacabea -en el sentido de “volver” a los valores representados por Judas Macabeo y sus primeros sucesores-, vestida de...”profecía”. En cuanto a “príncipes ungidos” -”ungido” es lo que significa “mashiaj”- lo eran tanto Ciro -si se quería aludir a éste- como Alejandro Janeo -si la alusión va para el segundo-. Y ahora pasamos al segundo plazo, el de las “sesenta y dos semanas”.

Que existe separación entre el plazo “corto” -siete semanas- y el “largo” -sesenta y dos semanas- se confirma en el versículo 26, recordemos que alude a “Y después de las sesenta y dos semanas” desvinculándose por completo del primer plazo de siete, sigamos haciendo cálculos a partir de eso: si desde el 537 a. EC -cuando “salió la orden de volver a construir Jerusalén”- restamos los 434 años correspondientes al segundo plazo de “sesenta y dos semanas” obtenemos el años 103 a. EC que es...el año en que el escasamente querido por el autor o autores del texto Alejandro Janeo accede al trono y es “ungido” -mashiaj- como Sumo Sacerdote y “príncipe”.

He aquí un “mesías” -”ungido”- que no es precisamente amado por parte de su pueblo, que después de ser “ungido” -y ya a posteriori del plazo de sesenta y dos semanas- será “suprimido” -efectivamente, durante un tiempo pierde el trono, como se verá más adelante- y durante ese período “no habrá para él...” gran cosa... al margen de la lucha y el exilio.

A partir de aquí la “retroprofecía” ya empieza a tocar tiempo de su presente -del correspondiente al autor o autores de esa parte del Libro de Daniyyel/Daniel-, la situación se vuelve más resbaladiza dado que la “autoprofecía” en tiempo presente ya es más insegura: se manejan datos “actuales” pero se ignora el resultado final de los mismos.

Lancemos un vistazo a la continuación del versículo 26: “y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados”. En el “presente” del autor del texto el vaticinio no es demasiado descabellado: los oponentes de Alejandro Janeo habían recurrido ¡a los seleucidas! -el antiguo enemigo- y a Janeo lo había derrotado aplastantemente el monarca seleucida Demetrios III Eucarios en los alrededores de Siquem, huyendo a los montes el vencido príncipe judío y quedando aparentemente expedito el campo para el pueblo de un príncipe que vendrá -que de hecho ya estaba sobre el terreno- y que presumiblemente podía avanzar sobre “la ciudad y el santuario”.

Una observación, a partir de aquí, el texto no es favorable a Janeo pero en este punto el autor o autores del mismo no se muestran demasiado entusiasmados con su debacle a manos seleucidas, justo... la reacción que indica Josefo en sus “Antigüedades de los judíos” -ese cambio de opinión es, precisamente, la que permitirá a Janeo recuperar el trono-.

El versículo 26 se cierra con “Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados”, es decir: se habla de una guerra -la que ya estaba en marcha- no en términos excesivamente positivos pero sí lo suficientemente genéricos como para no “quemarse” demasiado.

Tuviese el resultado que tuviese el conflicto no había mucho lugar para el optimismo -menos desde la perspectiva tradicionalista del autor o autores de esa parte del Libro de Daniyyel/Daniel-: si ganaba Janeo malo, si lo hacían los seleucidas peor -además, era perfectamente imaginable la revancha generalizada que éstos tomarían tras tantos años de lo que para ellos era una “rebelión” en una parte de su reino-, en cualquier caso la guerra siempre es un “cataclismo” y trae “desastres” hasta que se acaba, es decir: “hasta el final”.

Ese pasaje es lo suficientemente “oscuro” para no arriesgar demasiado y, por otro lado,...se refugia en el lenguaje “catastrofista” y apocalíptico propio -como ya se ha indicado- de la literatura judía postexilio especialmente utilizado cuando se quiere “amenazar” o “advertir” a un gobernante o dirigente, a parte del pueblo, o al conjunto del mismo.

El último período “profético” de “una semana” alude, de facto, a sucesos contemporáneos o casi al momento de redacción de la “profecía” -como sucede igualmente en el ya comentado versículo 26 desde que indica “Y después de las sesenta y dos semanas”-, entramos pues en el terreno de la “autoprofecia” realizada en tiempo presente o en recientísimo pasado, terreno más resbaladizo para el autor o autores de la misma, dado que si bien conocen lo que está pasando, aquí la fiabilidad respecto a lo que pasará en un futuro inmediato -pese a que hagan sus cálculos políticos- ya es bastante más apurada -como de hecho demostrará la evolución del gobierno de Alejandro Janeo posterior a la profecía de ese fragmento del Libro de Daniyyel/Daniel-. Por eso mismo, también, el lenguaje se “oscurece” más y las referencias son muchísimo menos claras o explícitas en la totalidad del capítulo 9 -no digamos ya en su último versículo- que en el capítulo 8, dónde pasa justo lo contrario: lo que comienza como algo “brumoso” -a partir del carnero y el macho cabrio- al final se “aclara” explicándose la “profecía” puntualmente, es lo que tiene la “retroprofecía”: es con mucho la variante más cómoda de “profecía”.

Pero refiriéndonos a lo aludido en esa “semana” -es decir, en siete años-, se trata de una referencia a... los primeros siete años del reinado de Janeo. Efectivamente, tal monarca concertará “alianzas con muchos” resultando especialmente “firme” o “provechosa” la realizada con Cleopatra III de Egipto -de hecho, le salva el trono en un momento dado... durante esa “semana” de siete años-. Alejandro Janeo, sin embargo, no consigue precisamente la estimación de su pueblo, especialmente de los elementos más tradicionalistas -justo los que habían constituido el “núcleo duro” del apoyo a los Macabeos en tiempos de la primera revuelta de Judas-, lo cual es lógico dado el estilo de vida y las tendencias helenísticas de éste monarca -continuadas, por lo demás, por la posterior dinastía herodiana, ya bajo el dominio de Roma-, así es abucheado delante del altar durante la fiesta de los Tabernáculos, justo cuando había vuelto a Jerusalén tras seis años de campañas militares, el rey no reacciona de manera especialmente comprensiva o diplomática -digamos que lo hace como un déspota oriental- y liquida a 6000 judíos, rodeando después el recinto del altar en el Templo con una empalizada, dicho en otras palabras: hace “cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación”, que, casualmente, es lo que se indica en Daniyyel/Daniel 9:27. Cómo colofon a todo esto resulta que Janeo pierde temporalmente el trono después de una derrota ante los Nabateos que provoca otra sublevación, es decir “la ruina decretada” se derrama “sobre el desolador” (Daniyyel/Daniel 9:27) y “después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido” (Daniyyel/Daniel 9:26).

Evidentemente las acciones de Alejandro Janeo no eran demasiado del agrado del autor o autores del Libro de Daniyyel/Daniel en el fragmento que a él le atañe, aunque... pudo reir el último: “la ruina decretada” duró poco y “el desolador” recobró el trono reinando hasta el 76 a. EC. Es lo que tienen las “autoprofecías” realizadas en tiempo presente...pueden fallar mucho más que las profecías realizadas a tiempo pasado.

Todo lo cual nos situaría la redacción de ese pasaje concreto del Libro de Daniyyel/Daniel en una cronología alrededor del 88-87 a. EC, es decir: posterior a la perdida del trono por Janeo y anterior a su recuperación.
 

Jorge Romero Gil
 

Bibliografía

AA.VV., Diccionario de las religiones, vol. I, Espasa Calpe

Alonso, J., Daniel, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1971

Biblia de Jerusalén, edición de 1976

Delcor, M., Le livre de Daniel, Ed. Gabalda, París, 1971.

Galbiati, G., Il libro di Daniele, Ed. Battista, Roma.

Josefo, Flavio., Las antigüedades de los judíos, Editorial Akal

Renán, E., Historia del pueblo de Israel, Ediciones Orbis.




sábado, 14 de enero de 2012

Bereshit y judaísmo



El Bereshit es un compendio, por una parte es deudor de tradiciones mesopotámicas mucho más antiguas que las hebreas -la epopeya de Gilgamesh incluida, por otra parte tiene más de una vertiente ese relato de la Creación -que en realidad son varios relatos superpuestos-.
 
Bereshit
 
Así encontramos una explicación cosmogónica y otra que alude a la etnogénesis de los hebreos, esta segunda puede observarse en el relato de Caín y Abel, a Caín se le exilia y dice "que quién lo encuentre lo matará" y por eso Elohim le da unas garantías de que eso no sucederá, ergo... se está hablando de la existencia de más personas que la descendencia de Adán, recordemos también que Caín va a Nod dónde conoce a su esposa. No es extraño que en pueblos antiguos cuando se hace una referencia al "género humano" en realidad se aluda solo a la propia etnia o comunidad, sin ir más lejos, en época ya tan avanzada como la de Justiniano, Juan Zonaras alude al "género humano" en relación a los romanos, es decir, excluye de esta categoría a todo elemento no romano.

Por otra parte, y volviendo al Bereshit y su deidad, en la formación de D_os -que no es el Dios de los cristianos- se entrecruzan diversos elementos, por una parte tenemos a Yah y su culto, por otra a El, del cual se derivará a Elohim y se identificará con Yah, la fusión de estos elementos dará lugar a la distinción de denominación entre Elohim que se interpreta como plural mayestático de D_os, y Yah que se relacionará con el Shem Hameforash y con el Tetragramaton -YHVH-, a su vez eso tiene que ver no sólo con el verbo "ser" sino, también, con el concepto de lo que "es" realmente -por eso sólo hay un posible "Yo Soy"-, a su vez se acabará por referirse a Yah como "El Nombre" -Hashem- y "El Nombre" resulta ser lo único que tiene ontología propia -no devenida-.
 
El judaísmo rabínico y la Cábala
 
Todo esto evolucionará , muy posteriormente, en la tradición rabínica hacia el judaísmo rabínico -entendiendo por éste al posterior al Segundo Templo- cuya versión mística más elaborada dará lugar a la Cábala, que se crea entre los siglos X y XII EC, es ahí dónde encontramos un esfuerzo por presentar un "corpus" que relacione toda tradición y texto a partir del canon ya establecido. Por "corpus" me refiero a la "teoría" -o teología- que vincule lógicamente todo ese bagaje, la cábala lo hace de una manera peculiar, no recurre ni al simbolismo externo ni a la literalidad estricta, hace otra cosa: bucea en la textualidad, en la forma y la semántica.
 
Por eso D_os -que no Dios- es un D_os de la semántica y eso se describe con claridad meridiana en el Sepher Yetzirah, la clave se busca en la misma forma del texto, no en lo que dice o deja de decir literalmente y lo que narra sino en como se narra, en las palabras, es, en cierto modo, una peculiar deconstrucción -que llega a su extremo en gematria, que ya por deconstruir separa letras y las vuelve a mezclar-.

“Ratzón”, bien y mal
 
Ese "corpus" teórico es el que elimina el problema del mal por un método bastante sencillo -y, por otro lado, de bastante sentido común- dice que el mal y el bien son necesarios -lo que viene a ser una manera de decir que son la misma cosa, que forman una unidad- llegando a decirse en el Zohar que el "Ángel de la Muerte" es bueno, y que la "tentación" también lo es, entre otras cosas porqué los considera un medio por el cual Elohim dota de ontología a lo humano -esa es también una de las claves del libro Iyov, no el asunto de la fe o la paciencia, Iyov pasa por lo que pasa porque el contacto con Elohim "quema" y, resulta, que ese contacto es lo único que otorga ontología al otorgar parte de la esencia de Elohim-.

Así se resuelve -o disuelve- el problema del bien y el mal -cosa que no logra hacer, o lo hace deficientemente. el cristianismo-. No es precisa una Teodicea, bien y mal son necesarios, bien y mal son la misma cosa, bien y mal residen en Elohim y, en última instancia, son emanaciones de En Sof, que es el Infinito o la voluntad -ratzón- simple.

Por otra parte resulta que la nada -ain- es algo, dicho de otra manera, el concepto de "nada" se identifica con "vacio", lo que a su vez lleva a que en la forma reside el vacio y la nada -ain-.

La luz es una emanación de En Sof pero no es En Sof, es la emanación que forma y muestra la voluntad limitada de En Sof, cuya resultante es Elohim y todo lo que depende de Elohim, sin embargo En Sof mismo es... la voluntad ilimitada, es... todo y resulta que ain -que es nada- es esencial para poder separar el Todo de la Parte, entendiendo lo primero por la voluntad ilimitada -En Sof propiamente dicho- y lo segundo por la voluntad limitada.

Pero todo este andamiaje teórico -más que doctrinal- es el que se perfila a partir del misticismo judío de la cábala, que sólo cobra sentido dentro del judaísmo rabínico -no se puede separar de él, por eso todo intento de separar la cábala de su contexto religioso solo lleva a un absurdo incomprensible, es decir, ausente de lógica interna.

En este esquema no importa que oscuridad preceda a la luz o suceda lo inverso, sencillamente porqué son la misma cosa o, dicho en otras palabras, forman parte de una unidad, no siendo en absoluto antagónicas.

 
Jorge Romero Gil

 

Bibliografía

Bar Lev, Iejiel, El canto del alma, Ediciones Obelisco, Barcelona

Biblia de Jerusalén, Edición de 1976

El Zohar, vol. I, “Hakdamá-Sección de Bereshit”, Ediciones Obelisco, Barcelona, 2006

El Zohar o El libro del esplendor, selección y edición de Gershom Scholem, Berbera Editores, México

Graves, R., Patai, R.,  Los mitos hebreos

Renán, E., Historia de las religiones. Cristianismo y judaísmo
Tanaj, versión derivada de” Westminister Leningrad Codex”  del “the Westminister Hebrew Institute”

The Babylonian Talmud, traducción M.L. Rodkinson ,1918





jueves, 12 de enero de 2012

Lewis Carroll. El juicio en el reino de los naipes


Comienza propiamente el juicio contra la sota de corazones acusada de haber robado una tarta, el "crimen" puede parecer baladí, pero no lo tomemos a broma, en el mundo subterráneo del reino de los naipes sólo parece haber un tipo de condena: ¡Que le corten la cabeza! Mucho es, pues, lo que se juega la sota de corazones y, bastante, cualquiera de los asistentes al juicio, sea cual sea su función o papel, dado que todos están sometidos al más brutal autoritarismo y a la más completa arbitrariedad.
 

El empleo de la fuerza como recurso de autoridad

Los cuales siguen una lógica: la del imperio de la fuerza -pensemos en los conejillos de indias reprimidos por los ujieres y...como lo son-. Esa es la única base real sobre la que funciona la administración de justicia en el País de las Maravillas, no obstante, y para suerte de sus habitantes y ocasionales visitantes, esa aplicación de sucedáneo de justicia es tan brutal como... ineficaz. Así que la crueldad de ese reino -casi genérica, por otro lado, dado que es extensible a la práctica totalidad de los pobladores del país subterráneo- en cierto modo pasa "desapercibida", por un motivo muy simple: no se puede aplicar.

Pero repetimos lo que ya se dijo, no existe irracionalidad alguna en ese mundo ni en nada de lo que sucede en él, lo que existe es una lógica inversa respecto a nuestro propio mundo, que sigue sus propias pautas internas a las que, inflexiblemente, se ajustan todos sus habitantes.

Curiosamente el elemento más racionalmente parecido a nosotros en ese ambiente no es la protagonista, Alicia, sino el muy enigmático gato de Cheshire, quién, aunque usa y abusa de los sofismas, se mantiene en una línea de razonamiento paralela a la nuestra aunque extravagante, y se aleja un tanto de la lógica inversa y sus antinomias -respecto a la nuestra- del País de las Maravillas.
 

Un caos ordenado

Esa pauta propia y no azarosa -aunque sí caótica, especialmente en su aplicación- se observa ya en las formas procesales. Se ha mencionado en otra parte que el juicio, en realidad, es inquisitorial, como corresponde a un autoritarismo extremo. El juez es juez y fiscal al mismo tiempo, pero, algunas formas -ausentes de contenido...o no- se conservan, así, la institución del jurado -propia de la justicia británica que es el referente comparativo de Dodgson- está presente, sus miembros son doce y su función... ninguna, excepto... tomar acta de todo, absolutamente todo, para empezar de sus nombres para continuar de cualquier cosa que se diga en la sala.

Como comprueba con asombro Alicia al exclamar "¡serán imbéciles!" y ver como sus palabras son transcritas por el jurado en... unas pizarras. Nueva muestra de ineficacia absoluta del autoritarismo absoluto, puesto que resulta imposible dar fe de absolutamente todo lo que se diga con un instrumento como una pizarra, pero eso... es lógico en el sistema propio de ese muy peculiarmente racional mundo.

El pregonero, el conejo blanco, anuncia los cargos -que son una estrofa de una conocida rima infantil inglesa, impresa por primera vez en el siglo XVIII-. Y el rey-juez-fiscal lo primero que hace es pedir el veredicto al jurado, vulnerando el principio de presunción de inocencia, fundamental en cualquier sistema de garantías. Solo es detenido por el pregonero por un motivo puramente formal: no puede acabar un proceso que no ha empezado y, todavía, deben declarar los testigos -aunque tanto dé su testimonio-.
 

Los testigos

Pero el juicio comienza con el desfile de testigos, que corren... los mismos riesgos que el acusado, aunque no sean llamados para responder de ningún delito sino para testificar sobre otro, sin embargo, cualquier falta que cometan tiene la misma invariable amenaza o respuesta: la pena máxima.

El primer testigo es el Sombrerero ¿qué testifica? Pues absolutamente nada relacionado con el supuesto caso, lo que no impide que el testigo este al borde del pánico, parece tener algún motivo, o más de uno puesto que todo castigo es uno y el Sombrero tiene dos motivos para temerlo: su supuesta declaración y algo relacionado con un coro. El nerviosismo del testigo va en aumento, y el rey declara otro de esos postulados propios del dilentantismo moral y del autoritarismo de ese mundo, así el soberano dice:

"-¡Prestad declaración! -le ordenó el Rey-¡Y no os pongáis nervioso o me veré obligado a ejecutaros al instante!"

Declaración que muestra otro absurdo moral y jurídico: castigar como delito lo que no es un acto propio de la voluntad.
 

Autoritarismo

Por lo demás en pleno paroxismo de ejercicio de la fuerza por la fuerza con completa ineficacia desaparece el Sombrerero -eso sí, seguido por el conocido lema "¡que le corten la cabeza!"-, y van desfilando los siguientes testigos todos ellos interrogados arbitraria pero no absurda o irracionalmente por el juez-rey. Todo lo contrario, sigue la muy lógica y racional, aunque cruel, estrategia del dolo, utilizando constantemente la falacia "tu quoque" pero...respecto a testimonios que además dirige y desvía del asunto juzgado:

"Las reglas de la evidencia durante todo el proceso son transgredidas sistemáticamente, ya que cada uno de los testigos es interrogado maliciosamente por el Juez-Rey sobre cuestiones ajenas al caso investigado, de tal forma que ninguna de las respuestas resulta relevante ni conducente al esclarecimiento de los hechos. Sin embargo es rescatable la crítica velada que Lewis Carroll realiza a la forma retórica e insidiosa con que a veces se llevan a cabo los interrogatorios a los testigos y la coacción indirecta del juez para lograr la confesión de la Sota de Corazones, algo que está proscrito ahora en los sistemas acusatorios. Una demostración de los ribetes ridículos del proceso está dibujado en el momento de la presentación de la carta incriminatoria ante la procesada:

“-Con la venia de Vuestra Majestad- dijo entonces la Sota-, yo no he escrito eso, y nadie puede probar lo contrario, puesto que el escrito en cuestión no lleva firma.

-Si no lo habéis firmado vos- declaró el Rey-, eso sólo agrava más vuestro caso, pues entonces no cabe la menor duda de que lo habéis escrito con alguna intención nefanda, ¡de lo contrario, habrías firmado, como toda persona honesta!”

El razonamiento empleado para extraer la evidencia deviene en evidentemente falaz, por cuanto no se puede concluir en la responsabilidad de laSota de Corazones, en base a un anónimo que incluso tiene una redacción tan ambigua y oscura que difícilmente permite incriminar a alguien. Esta secuencia a manera de cajas chinas revela que al gran absurdo del proceso se suman una serie de sin sentidos con la finalidad de crear un mundo maravilloso donde lo irracional adquiera una lógica irreal y alucinante".


(Coaguila Valdivia J.M.: "La justicia absurda de Lewis Carroll")

Si bien lo expuesto por Coaguila en ese pasaje es cierto y sus reflexiones son adecuadas, se debe discrepar acerca de la calificación final de irracional y absurdo del proceso, cierto es que la lógica manejada es alucinante -más que irreal-. Pero es... completamente racional, cruelmente racional. Con la racionalidad propia del ejercicio del autoritarismo -la de la fuerza- y de la pura discrecionalidad y arbitrariedad de quién ejerce el poder, el propio Coaguila lo muestra en otro fragmento de su artículo, dónde también muestra como Carroll indica, en boca d eAlicia, el derecho ciudadano a oponerse y negar la pura discrecionalidad inmotivada de quién tiene el poder -dicho sea de paso, podría extenderse ese ejemplo de arbitrariedad al procedimiento administrativo común, cuya autotutela es en la mayoría de ocasiones una ironía casi tan cruel como las del subterráneo mundo de las Maravillas-:

"Incluso en un determinado instante Alicia cuestiona las leyes y acusa que una ley no es justa si surge de la voluntad caprichosa y absoluta de un Rey, en directa referencia a la Ley de que: “Todas las personas que midan más de una milla de altura habrán de abandonar la sala”, con lo que enuncia casi intuitivamente el Principio de Interdicción de la Arbitrariedad que otorga a las personas el derecho de oponerse a los actos arbitrarios de cualquier índole."
(Coaguila Valdivia J.M.: "La justicia absurda de Lewis Carroll")

Pero la justicia del País de las Maravillas ni es irracional ni es absurda, es muy racional y muy lógica, eso sí, su racionalidad -como toda racionalidad basada en la fureza- es más volitiva que cognitiva -pese a que haga esfuerzos por conservar las formas y, con ello, dotar una apariencia de racionalidad cognitiva de la que...básicamente carece-. No es absurda porque el caos no tiene porque responder al azar, es más lo poco absurdo del fncionamiento del reino de los naipes se demuestra...en su ineficacia. Porque ese pretendido ejercicio del poder con un omnipresente y draconiano castigo -¡que le corten la cabeza!- se revela ineficaz, lo cual es de una lógica muy consecuente en relación a la nuestra, de hecho, sería más antinómico a nuestra lógica que tal sistema deviniese en eficaz.

Con lo cual casi se cierra un círculo dentro de otro o, como dice Coaguila, se nos presenta una situación de cajas chinas: una antinomia dentro de otra antinomia. Es decir, una respuesta fáctica en lógica ajena -la nuestra- a una situación generada y que responde a la lógica propia -la del País de las Maravillas- que, a su vez, difiere de la lógica del mundo del que procede Alicia.

Lógicas antinómicas, racionalidades paralelas, lo muy poco absurdo -el ejercicio de la fuerza no lo es, lo que puede ser es ilegítimo- dentro de un aparente absurdo, antinomias que encierran otras antinomias respecto a su propia antinomia inicial. Es decir o matrioskas o cajas chinas. Así es la justicia del País de las Maravillas pero...porque así es el muy lógico -profundamente lógico- reino de la Reina de Corazones.

¡Que le corten la cabeza!


Mientras el gato de Cheshire se desvanece, eso sí, dejándonos su sonrisa.

Jorge Romero Gil



Bibliografía
 
Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas y A través del Espejo, Ediciones Cátedra, Madrid, 1999

Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas, Edimat Libros, Madrid, 1998
 
Coaguila Valdivia, J.M.,  La Justicia absurda de Lewis Carroll



 

miércoles, 11 de enero de 2012

Lewis Carroll. Autoritarismo y autoridad en el País de las Maravillas



 
El tema del autoritarismo y la autoridad late casi desde el comienzo del relato. Recordemos que la prisa del conejo blanco es lo primero que llama la atención de Alicia, diríase que más que su peculiar indumentaria, y que esa prisa obedece al temor que le inspira la Reina de corazones "¡Que le corten la cabeza!" que, por otro lado, no es la única que ejerce ese autoritarismo, la duquesa también lo hace y casi en idénticos términos. Recordemos también los naipes que están pintando de rojo las flores blancas que por error habían plantado, y esas cartas están sujetas, exactamente, a los mismos temores que el conejo blanco y, podría decirse, que a los mismos temores que todo habitante del subterráneo País de las Maravillas.

El comienzo del juicio (el capítulo ¿Quién robo las tartas?)


Ahora bien, el tema de la justicia surge obvia y explícitamente en el capítulo 11 "¿Quién robo las tartas?", justo con el comienzo del juicio. Lo primero a decir es que el procedimiento es formalmente inquisitorial, pero en el sentido procesal que utilizaba el Santo Oficio, en efecto, el Rey, que es quién formalmente juzga -si bien el poder lo ostenta su cónyuge- es juez y fiscal, todo en uno:

"Cuando llegaron, el Rey y la Reina de Corazones estaban sentados en sus tronos, y había una gran multitud congregada a su alrededor: toda clase de pajarillos y animalitos, así como la baraja de cartas completa. El Valet estaba de pie ante ellos, encadenado, con un soldado a cada lado para vigilarlo. Y cerca del Rey estaba el Conejo Blanco, con una trompeta en una mano y un rollo de pergamino en la otra. Justo en el centro de la sala había una mesa y encima de ella una gran bandeja de tartas: tenían tan buen aspecto que a Alicia se le hizo la boca agua al verlas. «¡Ojalá el juicio termine pronto», pensó, «y repartan la merienda!» Pero no parecía haber muchas posibilidades de que así fuera, y Alicia se puso a mirar lo que ocurría a su alrededor, para matar el tiempo.

No había estado nunca en una corte de justicia, pero había leído cosas sobre ellas en los libros, y se sintió muy satisfecha al ver que sabía el nombre de casi todo lo que allí había.

-Aquél es el juez -se dijo a sí misma-, porque lleva esa gran peluca.


El Juez, por cierto, era el Rey; y como llevaba la corona encima de la peluca, no parecía sentirse muy cómodo, y desde luego no tenía buen aspecto."

El proceso inquisitorial se caracteriza por carecer por completo de garantías reales, puede haber un defensor, pero el defensor dista de representar con eficiencia a la parte acusada, en el mejor de los casos actuará de puro trámite, por otra parte, y como se ha dicho, juez y fiscal son uno, y, además, el acusado ignora...de que se le acusa, justo lo que le sucede a la sota, bueno, aunque más bien la sota ignora porqué se le acuse -de qué tal vez no tanto- .Así, el sistema procesal penal de la Inquisición sigue un modelo en el que priman los elementos punitivos y en el que las presunciones, caso de haberla, es de culpabilidad no de inocencia, de ahí el "defiendase" que espetaba el inquisidor al reo. En ese proceso una parte o todo el tribunal que dictará sentencia, es también parte interesada en el asunto penal que se dirime, en lugar de ser una instancia imparcial entre dos partes enfrentadas, aunque una de las partes enfrentadas pueda serlo pública.

El proceso inquisitorial era absurdo por ser irracional, el proceso en el País de las Maravillas es en ese sentido análogo, sólo que allí la analogía se extiende no solo a una situación procesal sino a la totalidad de las formas y comportamientos que prevalecen en ese lugar. No está exento de lógica lo que tiene es una "antilógica" o una "lógica contraria" al del mundo del que proviene Alicia. Sin salir aquí la metáfora del espejo, como en la segunda aventura de Alicia, la situación de ese mundo es también "especular": refleja algo inverso, la inversa y particular sociología del País de las Maravillas. Porque a eso responde la diferencia, más que las diferencias del mundo del Espejo, pues a fin de cuentas la condición del país del espejo responde en el fondo a sus características físicas, que resultan condicionantes, no así en el País de las Maravillas dónde lo que se impone son unas condiciones y unas relaciones sociales.
 

Racionalidad y absurdo

Siguiendo a Camus el absurdo surge de la irracionalidad frente al deseo profundo de claridad, ante esa falta de explicación de lo irracional la explicación que surge es absurda, pero lo es por oposición a aquello que se considera "racional", porque el absurdo de Dodgson es en todo momento un absurdo lógico, sólo que sigue "su" lógica, sus mundos no obedecen al azar: obedecen a sus propias pautas. Luego, solo son absurdos vistos desde fuera. Volviendo a citar a J.F. Coaguila "En ninguna otra novela existe un delicado placer y a la vez dolor en perder el significado para luego hallarlo o viceversa en una suerte de mejor sin sentido", bien, "placer y dolor" eso también nos recuerda a algo ¿no? Pero sigamos con la extraña justicia del extraño País.

Antes del capítulo 11 y el juicio contra la sota ya se da un indicio de los "fondos procesales" casi más que de las formas, esos fondos son, nuevamente, los propios de una justicia que no es tal sino que es autoritarismo, y cuyas pautas se revelan ya en ese antecedente como inquisitoriales, es el episodio del ratón y la Furia que imagina Alicia tras su encuentro con el ratón:

"Cierta Furia dijo a un
Ratón al que se encontró
en su casa: "Vamos a ir juntos ante la Ley: Yo te acusaré, y tú te defenderás.
¡Vamos! No admitiré más
discusiones Hemos de
tener un proceso, porque esta mañana no he
tenido ninguna otra
cosa que hacer". El
Ratón respondió a la
Furia: "Ese pleito, señora no servirá si no
tenemos juez y jurado,
y no servirá más que
para que nos gritemos
uno a otro como una
pareja de tontos"
Y replicó la Furia: "Yo seré
al mismo tiempo
el juez y el
jurado." Lo dijo
taimadamente
la vieja Furia. "Yo seré
la que diga
todo lo que
haya que decir, y también quien
a muerte condene."


¿Es ilógico acaso lo anterior? No, sucede que es propio de la irracionalidad, pero el pensamiento irracional sigue su propia lógica interna, en términos de justicia la lógica interna del País de las Maravillas es del ejercicio de una autoridad basada solo en la fuerza, camuflada levemente por ciertas formas procesales, se trata pues de un autoritarismo puro, más puro aún que la simple ecuación de Kelsen de justicia = sanción o ausencia de la misma -esto último en pro del principio de permisión, sin embargo tal principio tampoco sería valido en la lógica del mundo subterráneo de las Maravillas, dado que lo prohibido o permitido es mutable en función ¿del azar? No, en función del capricho de quién ejerce un "Imperium"... ilegítimo, basado en la pura fuerza, aquí no hay ni teoría del consentimiento respecto al cumplimiento de las obligaciones, ni teoría del utilitarismo por los beneficios que este cumplimiento reporta -a menos que se entienda por beneficio el evitar un perjuicio, por ejemplo...que le corten a uno la cabeza-.

La discusión sobre fondos morales y su influencia en el derecho resulta tan inútil en ese entorno como el buscar una formulación netamente positivista, no es posible aplicar una moralidad completamente cambiante y cuyo, tal vez, único referente es el ejercicio del autoritarismo y la aplicación de la fuerza a partir del mismo, ni es posible tampoco buscar una "estricta letra" a la que ceñirse, dado que o no existe o su significado es cambiante en función de la arbitrariedad de quién tiene la capacidad de imponer la fuerza.
Una justicia lógica pero cruel

A discrepancia de Coaguila diría que la justicia en el mundo de las Maravillas no es absurda, es bien lógica, tan solo que es de una lógica... implacable, cruel, arbitraria y apenas disimulada en esas características por lo chocante de las situaciones y de las aplicaciones, por esa patina onírica y surrealista, pero absurda... no lo es, lo que no responde es... a una razón cognitiva, esa lógica o es irracional o cuando se acerca a lo racional lo hace por la vía de lo volitivo.

Pero, como decíamos al principio, dónde realmente se revela todo el sentido de los sinsentidos de la "praxis" jurídica -que es solo una "praxis" más, una aplicación más, de las pautas sociales genéricas de ese mundo- es durante el juicio a la sota de corazones. Ese es el segundo y más significativo episodio al respecto, y también nos ofrece algunas curiosidades, cuando menos desde el punto del jurista, Dodgson ejemplifica -a la inversa, como es su costumbre- perfectamente ciertas prácticas o vicios jurídico-administrativos a prevenir.

Bien, lo dejaré aquí, prácticamente al principio, en el inicio del juicio a la sota de corazones, y es que en el País de las Maravillas uno puede -y suele- contagiarse de las características físicas "dodgsonianas", en este caso y después de todo lo dicho, no hemos avanzado ni siquiera una casilla, espero, al menos, no haber retrocedido, cosa que puede suceder en el Mundo del Espejo.

Saludos desde la lógica inversa (¿eso no tendrá algo que ver con cierto conductismo?)


Jorge Romero Gil



Bibliografía
 
Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas y A través del Espejo, Ediciones Cátedra, Madrid, 1999

Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas, Edimat Libros, Madrid, 1998
 
Coaguila Valdivia, J.M.,  La Justicia absurda de Lewis Carroll