miércoles, 11 de enero de 2012

Lewis Carroll. Autoritarismo y autoridad en el País de las Maravillas



 
El tema del autoritarismo y la autoridad late casi desde el comienzo del relato. Recordemos que la prisa del conejo blanco es lo primero que llama la atención de Alicia, diríase que más que su peculiar indumentaria, y que esa prisa obedece al temor que le inspira la Reina de corazones "¡Que le corten la cabeza!" que, por otro lado, no es la única que ejerce ese autoritarismo, la duquesa también lo hace y casi en idénticos términos. Recordemos también los naipes que están pintando de rojo las flores blancas que por error habían plantado, y esas cartas están sujetas, exactamente, a los mismos temores que el conejo blanco y, podría decirse, que a los mismos temores que todo habitante del subterráneo País de las Maravillas.

El comienzo del juicio (el capítulo ¿Quién robo las tartas?)


Ahora bien, el tema de la justicia surge obvia y explícitamente en el capítulo 11 "¿Quién robo las tartas?", justo con el comienzo del juicio. Lo primero a decir es que el procedimiento es formalmente inquisitorial, pero en el sentido procesal que utilizaba el Santo Oficio, en efecto, el Rey, que es quién formalmente juzga -si bien el poder lo ostenta su cónyuge- es juez y fiscal, todo en uno:

"Cuando llegaron, el Rey y la Reina de Corazones estaban sentados en sus tronos, y había una gran multitud congregada a su alrededor: toda clase de pajarillos y animalitos, así como la baraja de cartas completa. El Valet estaba de pie ante ellos, encadenado, con un soldado a cada lado para vigilarlo. Y cerca del Rey estaba el Conejo Blanco, con una trompeta en una mano y un rollo de pergamino en la otra. Justo en el centro de la sala había una mesa y encima de ella una gran bandeja de tartas: tenían tan buen aspecto que a Alicia se le hizo la boca agua al verlas. «¡Ojalá el juicio termine pronto», pensó, «y repartan la merienda!» Pero no parecía haber muchas posibilidades de que así fuera, y Alicia se puso a mirar lo que ocurría a su alrededor, para matar el tiempo.

No había estado nunca en una corte de justicia, pero había leído cosas sobre ellas en los libros, y se sintió muy satisfecha al ver que sabía el nombre de casi todo lo que allí había.

-Aquél es el juez -se dijo a sí misma-, porque lleva esa gran peluca.


El Juez, por cierto, era el Rey; y como llevaba la corona encima de la peluca, no parecía sentirse muy cómodo, y desde luego no tenía buen aspecto."

El proceso inquisitorial se caracteriza por carecer por completo de garantías reales, puede haber un defensor, pero el defensor dista de representar con eficiencia a la parte acusada, en el mejor de los casos actuará de puro trámite, por otra parte, y como se ha dicho, juez y fiscal son uno, y, además, el acusado ignora...de que se le acusa, justo lo que le sucede a la sota, bueno, aunque más bien la sota ignora porqué se le acuse -de qué tal vez no tanto- .Así, el sistema procesal penal de la Inquisición sigue un modelo en el que priman los elementos punitivos y en el que las presunciones, caso de haberla, es de culpabilidad no de inocencia, de ahí el "defiendase" que espetaba el inquisidor al reo. En ese proceso una parte o todo el tribunal que dictará sentencia, es también parte interesada en el asunto penal que se dirime, en lugar de ser una instancia imparcial entre dos partes enfrentadas, aunque una de las partes enfrentadas pueda serlo pública.

El proceso inquisitorial era absurdo por ser irracional, el proceso en el País de las Maravillas es en ese sentido análogo, sólo que allí la analogía se extiende no solo a una situación procesal sino a la totalidad de las formas y comportamientos que prevalecen en ese lugar. No está exento de lógica lo que tiene es una "antilógica" o una "lógica contraria" al del mundo del que proviene Alicia. Sin salir aquí la metáfora del espejo, como en la segunda aventura de Alicia, la situación de ese mundo es también "especular": refleja algo inverso, la inversa y particular sociología del País de las Maravillas. Porque a eso responde la diferencia, más que las diferencias del mundo del Espejo, pues a fin de cuentas la condición del país del espejo responde en el fondo a sus características físicas, que resultan condicionantes, no así en el País de las Maravillas dónde lo que se impone son unas condiciones y unas relaciones sociales.
 

Racionalidad y absurdo

Siguiendo a Camus el absurdo surge de la irracionalidad frente al deseo profundo de claridad, ante esa falta de explicación de lo irracional la explicación que surge es absurda, pero lo es por oposición a aquello que se considera "racional", porque el absurdo de Dodgson es en todo momento un absurdo lógico, sólo que sigue "su" lógica, sus mundos no obedecen al azar: obedecen a sus propias pautas. Luego, solo son absurdos vistos desde fuera. Volviendo a citar a J.F. Coaguila "En ninguna otra novela existe un delicado placer y a la vez dolor en perder el significado para luego hallarlo o viceversa en una suerte de mejor sin sentido", bien, "placer y dolor" eso también nos recuerda a algo ¿no? Pero sigamos con la extraña justicia del extraño País.

Antes del capítulo 11 y el juicio contra la sota ya se da un indicio de los "fondos procesales" casi más que de las formas, esos fondos son, nuevamente, los propios de una justicia que no es tal sino que es autoritarismo, y cuyas pautas se revelan ya en ese antecedente como inquisitoriales, es el episodio del ratón y la Furia que imagina Alicia tras su encuentro con el ratón:

"Cierta Furia dijo a un
Ratón al que se encontró
en su casa: "Vamos a ir juntos ante la Ley: Yo te acusaré, y tú te defenderás.
¡Vamos! No admitiré más
discusiones Hemos de
tener un proceso, porque esta mañana no he
tenido ninguna otra
cosa que hacer". El
Ratón respondió a la
Furia: "Ese pleito, señora no servirá si no
tenemos juez y jurado,
y no servirá más que
para que nos gritemos
uno a otro como una
pareja de tontos"
Y replicó la Furia: "Yo seré
al mismo tiempo
el juez y el
jurado." Lo dijo
taimadamente
la vieja Furia. "Yo seré
la que diga
todo lo que
haya que decir, y también quien
a muerte condene."


¿Es ilógico acaso lo anterior? No, sucede que es propio de la irracionalidad, pero el pensamiento irracional sigue su propia lógica interna, en términos de justicia la lógica interna del País de las Maravillas es del ejercicio de una autoridad basada solo en la fuerza, camuflada levemente por ciertas formas procesales, se trata pues de un autoritarismo puro, más puro aún que la simple ecuación de Kelsen de justicia = sanción o ausencia de la misma -esto último en pro del principio de permisión, sin embargo tal principio tampoco sería valido en la lógica del mundo subterráneo de las Maravillas, dado que lo prohibido o permitido es mutable en función ¿del azar? No, en función del capricho de quién ejerce un "Imperium"... ilegítimo, basado en la pura fuerza, aquí no hay ni teoría del consentimiento respecto al cumplimiento de las obligaciones, ni teoría del utilitarismo por los beneficios que este cumplimiento reporta -a menos que se entienda por beneficio el evitar un perjuicio, por ejemplo...que le corten a uno la cabeza-.

La discusión sobre fondos morales y su influencia en el derecho resulta tan inútil en ese entorno como el buscar una formulación netamente positivista, no es posible aplicar una moralidad completamente cambiante y cuyo, tal vez, único referente es el ejercicio del autoritarismo y la aplicación de la fuerza a partir del mismo, ni es posible tampoco buscar una "estricta letra" a la que ceñirse, dado que o no existe o su significado es cambiante en función de la arbitrariedad de quién tiene la capacidad de imponer la fuerza.
Una justicia lógica pero cruel

A discrepancia de Coaguila diría que la justicia en el mundo de las Maravillas no es absurda, es bien lógica, tan solo que es de una lógica... implacable, cruel, arbitraria y apenas disimulada en esas características por lo chocante de las situaciones y de las aplicaciones, por esa patina onírica y surrealista, pero absurda... no lo es, lo que no responde es... a una razón cognitiva, esa lógica o es irracional o cuando se acerca a lo racional lo hace por la vía de lo volitivo.

Pero, como decíamos al principio, dónde realmente se revela todo el sentido de los sinsentidos de la "praxis" jurídica -que es solo una "praxis" más, una aplicación más, de las pautas sociales genéricas de ese mundo- es durante el juicio a la sota de corazones. Ese es el segundo y más significativo episodio al respecto, y también nos ofrece algunas curiosidades, cuando menos desde el punto del jurista, Dodgson ejemplifica -a la inversa, como es su costumbre- perfectamente ciertas prácticas o vicios jurídico-administrativos a prevenir.

Bien, lo dejaré aquí, prácticamente al principio, en el inicio del juicio a la sota de corazones, y es que en el País de las Maravillas uno puede -y suele- contagiarse de las características físicas "dodgsonianas", en este caso y después de todo lo dicho, no hemos avanzado ni siquiera una casilla, espero, al menos, no haber retrocedido, cosa que puede suceder en el Mundo del Espejo.

Saludos desde la lógica inversa (¿eso no tendrá algo que ver con cierto conductismo?)


Jorge Romero Gil



Bibliografía
 
Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas y A través del Espejo, Ediciones Cátedra, Madrid, 1999

Carroll, L., Alicia en el País de las Maravillas, Edimat Libros, Madrid, 1998
 
Coaguila Valdivia, J.M.,  La Justicia absurda de Lewis Carroll



 

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