El Psicoanálisis y la Psicología analítica son diferentes en cuanto a enfoques, eso es, probablemente, lo primero a tener en cuenta a la hora de acercarse a ellos.
Por otra parte las aportaciones de Freud no debieran ser minusvaloradas, con independencia de la opinión que se pueda tener de la efectividad actual del psicoanálisis.
En su momento, la obra de Freud, fue un aldabonazo necesario, otra cosa son las tendencias de sus continuadores y herederos psicoanalistas. Tampoco puede basarse todo en la infancia, porque las experiencias que marcan lo pueden hacer en una u otra fase de la vida, no sólo en la primera fase, buscar, por ejemplo, la solución a una depresión por ruptura sentimental en el más remoto pasado personal parece más un dogma no un método.
Jung y la psicología analítica
Los intentos de Carl Gustav Jung de formar una psicología analítica son cosa diferente. Se trata de una psicología que es casi psicología de la sociología, que es genérica y se basa en el modelo social, de ahí la idea del “inconsciente colectivo” y los “arquetipos”, además, a ese nivel, lo teorizado por Jung lo confirma experimentalmente el mitólogo Joseph Campbell.
Desde una visión meramente generalista se pueden citar ciertos atributos que faciliten la categorización de rasgos y la estructuración de una clasificación.
El gran problema de la psicología es el paso de lo genérico al caso concreto, la formulación de tipos y categorías puede ser valida a un nivel teórico pero, el propio Jung venía a decir que cada caso era un mundo y, efectivamente, lo es.
De ahí se deriva que no sirvan posiciones dogmáticas como en las que, en ocasiones, ha caído el psicoanálisis. Tales como buscar un núcleo de un problema cuando lo que puede ocurrir es que haya múltiples problemas interactuando y, por tanto, más de una motivación, separadas incluso cronológicamente, no tiene en exceso sentido.
Nos encontramos una vez más con la cuestión del paso de lo macro a lo micro, de la exposición general a la aplicación particular que debe ser flexible.
El enfoque jungiano
Jung indica que la facultad consciente de la unilateralidad es señal de alta cultura, mientras que la parcialidad es involuntaria -el ser unilateral por no poder ser otra cosa, es signo de barbarie, sin que para Jung el término “barbarie” signifique nada peyorativo, más bien debieran considerarse una oposición entre “compeljidad” e “instintividad”-.
Al margen de esa diferenciación entre una parcialidad o individualidad consciente y otra sometida a lo impulsivo –no regulada, por tanto, por el consciente-, Jung indica ciertas pautas necesarias para el comportamiento en sociedad, así dice: “necesitamos leyes impuestas desde fuera (…) que nos haga saber lo que está bien hecho y como hemos de obrar justamente” y añade “la confianza en las leyes de la naturaleza humana… nos parece un peligroso e inmoral naturalismo. ¿Por qué? Porque…bajo la delgada piel de la cultura aparece enseguida la bestia... Pero no se doma a la fiera enjaulándola. No hay moral sin libertad. Cuando un bárbaro da suelta a su bestia, no supone esto libertad, sino falta de libertad. Para poder ser libre hay antes que haber superado la barbarie”.
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Es decir, la norma es lo que garantiza el aprendizaje de las sujeciones instintivas, esa sujeción ha de alcanzar un punto de autodominio, porque la ausencia de autodominio no supone libertad sino todo lo contrario: dependencia de las emociones –es decir, de lo más subjetivo y, en ocasiones, inconsciente-. Para que haya libertad individual se precisa el control de la norma que a su vez facilita el aprendizaje del autodominio, la superación de la dependencia de lo instintivo y la consecución, entonces, de la verdadera libertad.
Que es a lo que Jung alude cuando dice que “La facultad consciente de la unilateralidad es señal de alta cultura”, porque sin autocontrol no hay libertad, y el autocontrol es lo que permite discernir conscientemente cuando una actuación puede ser plenamente individual y cuando está regulada o coartada por la norma –siendo ésta, pues, tanto necesaria para la libertad individual como para la convivencia social-. Por eso se concluye, también que “no hay moral sin libertad”. La auténtica moral (costumbre) es la que emana de una convención libremente asumida (la ley), lo que emana de lo instintivo no lo es, por el contrario es dependencia.
Forma, introversión y extroversión
Jung prosigue: “La estética es, según su esencia, psicología aplicada y no sólo se ocupa del carácter estético de las cosas, sino también —y acaso en mayor medida— del problema psicológico de la disposición estética. Un tan fundamental fenómeno como el contraste entre introversión y extraversión”.
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Es decir, aquí liga la forma -¿qué estética sino forma?- con dos rasgos contrastados aunque… complementarios: introversión y extraversión, tengamos aquí en cuenta, además una noción implícita en el establecimiento de ese contraste: la de grado.
Sigamos con la exposición de nociones jungianas: “el arte o la belleza son sentidos o intuidos por distintos seres, son, a su vez, hasta tal punto distintos, que el contraste tenía que sorprender necesariamente. Prescindiendo de muchas peculiaridades, más o menos raras o únicas, de la disposición, se observa el contraste de dos formas fundamentales que Worringer ha designado como consentimiento y abstracción.
Su definición del consentimiento se apoya principalmente en Lipps. Al apercibir un objeto, experimento, como de él o…como apercibido, un impulso en el sentido de un determinado modo de comportamiento íntimo.”
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Dicho de forma más simple: la aproximación al objeto desde la forma (la estética) se realiza “con” sentimiento, es decir, desde la sensación, desde lo volitvo más que desde lo cognitivo.
Enfoques de la psicología analítica de Jung
En cuanto a la abstracción se dice lo siguiente:
"Como polo opuesto a la necesidad de con-sentimiento se nos aparece el apremio de abstracción...en su psíquico comportarse frente al cosmos.” Mientras el apremio de con-sentimiento tiene por condición una feliz relación panteísta de confianza entre el hombre y los fenómenos del mundo exterior, el apremio de abstracción es la consecuencia de una gran inquietud íntima suscitada por estos mismos fenómenos…y corresponde a una fuerte matización…de toda representación”.
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
La abstracción aborda así el objeto desde el constructo, que es el que elabora en la abstracción la representación, digamos que la abstracción representa una conceptualización “externa” al y del objeto, mientras que el “con-sentimiento” supone una aproximación “intra-objeto”, en ese sentido dando al objeto existencia propia –cualidad ontológica por si mismo- a la par que concibiéndolo como una simbiosis con el individuo de carácter puramente holístico. La abstracción corresponde a la introversión –pues es desde la interioridad del “yo” en sus aspectos más cognitivos, aunque no exentos de creatividad, desde los que se abordan lo exterior-, esa abstracción propia de la introversión es también un mecanismo defensivo no descartando en el objeto una acción nociva o peligrosa contra lo que tal vez ha de defenderse. Continua Jung:
"Mas en cuanto con-sentimos esta voluntad de actividad en otro objeto, somos en este otro objeto. Nos desprendemos de nuestro ser individual en cuanto con nuestro apremio de vivencia nos disolvemos en un objeto exterior, en una forma exterior. Sentimos, por decirlo así, que nuestra individualidad se condensa dentro de límites fijos, frente a la diferenciación sin fronteras de la conciencia individual” .
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Dicho de otra manera, el acercamiento desde lo emocional, “con sentimiento” es simbiótica y holística –como se ha dicho anteriormente- de ahí la “disolución” o “fusión” con el objeto.
Hay que decir que Jung no contempla nada de esto como mecanismos excluyentes, solo realiza contraposiciones para poder efectuar un análisis comparativo, y más comparativo –quisiéramos remarcar esa idea- que diferenciador –en cuanto a mecanismos psicológicos incompatibles entre sí, de hecho, un mismo individuo en función de las circunstancias y tal vez de su rol podría acercarse a un objeto “con sentimiento” y a otro desde la “abstracción”, Jung concluye este tema con un resumen de estos mecanismos, que, en el fondo, son complementarios –ya se ha dicho que la contraposición obedece básicamente a la metodología analítica empleada-:
“Con-sentimiento y abstracción, extraversión e introversión son mecanismos de adaptación y de defensa. En cuanto posibilitan la adaptación, defienden al hombre de peligros exteriores. En cuanto son funciones dirigidas, libran al hombre de lo contingente instintivo, incluso le defienden…El "desinterés" constituye además, desde el punto de vista de la moralidad social, una especial virtud. Mas tenemos por otra parte, sin embargo, la gran desventaja de la identificación con la función dirigida, a saber: la degeneración del individuo”.
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Tenemos, pues la definición de comportamientos con sus pros y sus contras, digamos que una postura extrema es una expresión de identificación o integración máxima en lo social, pero ese mismo extremismo comporta la disolución de la individualidad, lo que en términos orteguianos podríamos denominar “la anulación del yo como elemento significativo”, dado que la individualidad iría degenerando hasta desaparecer, desaparecida ésta también desaparece la libertad –no existe individuo, no existe sujeto de derecho- y recordemos lo expresado por Jung más arriba: no existe moralidad sin libertad. Tanto da que la dependencia sea de lo instintivo extremo como de la dependencia del colectivo –que se convierte más en prisión que en refugio y, desde luego, en alienante de la libertad y el libre albedrio. Pero Jung vuelve a aclarar, finalmente que…no juega con opuestos sino con “contrapuestos analíticos”, vaya, con comparativas, así dice:
“Así, pues, en su forma extrema ambas formas del pensar hacen mitología. La una se expresa concretamente por medio de células, átomos, vibraciones, etc., y la otra con ideas "eternas". El empirismo extremo tiene por lo menos la ventaja de exponer hechos del modo más puro posible. Mas el ideologismo extremo, por su parte, tiene la ventaja de reflejar con la máxima pureza posible las formas apriorísticas, las ideas o imágenes primarias.”
(Carl Gustav Jung, Tipos Psicológicos)
Con lo cual digamos que hace lo siguiente: exponer pero no valorar. Solo puedo decir “chapeau”: ha hecho un magnífico ejercicio de epoché, simplemente…mostrando factores y características tipológicas, no juzgando nada.
Jorge Romero Gil
Bibliografía
Jung, Carl Gustav: Tipos Psicológicos (I)
Jung, Carl Gustav: Tipos Psicológicos (II)
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